"La industria puede trabajar de forma limpia"

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Margarita Moreno
31/05/2016

El 5 de mayo, una fuga en el ingenio azucarero La Magdalena provocó que miles de galones de melaza (residuo de la cristalización del azúcar de caña) llegaran al río Magdalena, en Chalchuapa, Santa Ana. Las autoridades decretaron emergencia ambiental, a fin de proteger a las 454 familias y al ecosistema de la zona.

En los días posteriores a la fuga, el ingenio trabajó en la limpieza del río. Sin embargo, de acuerdo al Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales, el derrame ocasionó una disminución de la calidad del agua y daños de gran magnitud a la biodiversidad acuática, afectando a decenas de especies, entre ellas el pez lagarto, en peligro de extinción.

A casi un mes del hecho, María Dolores Rovira, jefa del Departamento de Ingeniería de Procesos y Ciencias Ambientales, analiza las causas y consecuencias del incidente, y propone una línea de aporte académico para evitar que este tipo accidentes se repitan.

 

Públicamente se manejaron dos versiones sobre los alcances y efectos del incidente. Por un lado, en un comunicado, el ingenio La Magdalena aseguró que la melaza no es tóxica, que solo llegaron al río 9 mil galones y que se realizarían las acciones de limpieza y reparación necesarias. Por su lado, el MARN dijo que hay un daño irreversible al ecosistema y decretó tres meses de emergencia ambiental. ¿Qué decir desde la academia?

La melaza en sí no es un producto tóxico; de hecho, es un alimento que se vende para animales y puede ser materia prima de otros alimentos. Lo grave en este caso era la cantidad de melaza almacenada en el tanque. Es un tanque para casi un millón de galones de melaza, que es un producto con una carga orgánica bien fuerte, porque es azúcar concentrada que ya no logró cristalizar. Esas cantidades de melaza vertidas en un río reducen a cero el oxígeno en el agua.

Además, por ser un material viscoso, en algún momento la sustancia podría llegar al fondo del río y quedar en los sedimentos, en donde también hay vida: macrovertebrados, peces y microorganismos. Todos necesitan el agua para vivir, requieren oxígeno y cumplen una función ecológica importante. Con miles de galones de melaza en el río no hay nada que pueda vivir allí. Aunque el producto no sea tóxico, en esos volúmenes se vuelve un problema real en el ecosistema.

 

Según los medios, murieron decenas de especies acuáticas. ¿Es posible que el ecosistema de la zona se recupere?

Es necesario eliminar y extraer del río la máxima cantidad de melaza que se pueda. Luego, con el tiempo y la lluvia, la sustancia se irá diluyendo, y poco a poco se irá restaurando el ecosistema. Pero si no se le ayuda con tareas de limpieza, se podría transformar en un pantano. Desde el punto de vista ambiental, para mí, es una tragedia. Posiblemente es menos grave con melaza que si hubiera sido con un químico complejo. Pero también hay un tema de seguridad de la industria; debe profundizarse en las causas del incidente.

 

Sobre este último punto, el Ministerio informó que la melaza almacenada en el ingenio alcanzó alta temperatura y que para bajarla los empleados añadieron agua y cal. Esto habría generado una reacción química similar a la efervescencia que provocó el desbordamiento. ¿Este procedimiento fue adecuado?

Lo ideal es que la melaza se almacene fría, no tan caliente, sobre todo en esos volúmenes tan grandes que maneja el ingenio. Intentar enfriarla en un tanque gigante es bien difícil, más si el contenedor no está sobre la tierra, sino en un hueco, como en una pila. En esas condiciones, la transferencia de calor con el aire es mínima. Si estuviera en la superficie, las paredes del tanque estarían intercambiando aire y calor, y liberando temperatura.

Por otro lado, no deberían de ocupar el tanque a su máxima capacidad, tendría que haber una altura de seguridad que limite la cantidad de melaza que se puede almacenar. De lo contrario, el tanque se satura en todo sentido, en calor y cantidad. Es importante que se analice el incidente desde el punto de vista de la seguridad industrial, porque hay una serie de factores que influyeron en este caso, como el hecho de que un tanque de esa envergadura no tenga un dique de contención adecuado; y su ubicación, a solo cincuenta metros de un río. Aunque no se almacene sustancias tóxicas, incluso si solo fuera agua, es necesario tener una medida de contención.

 

¿Fallaron, entonces?

Fallaron, y tendrían que darle pensamiento, porque, de acuerdo a un lugareño de la zona, hace 33 años sucedió lo mismo con otro tanque. Es decir, es un problema que ya se ha dado. Al parecer, hay más tanques de esa envergadura en ese mismo ingenio. Algunas medidas de seguridad se deben tomar.

 

En su opinión, ¿el país cuenta con políticas y protocolos que permitan evitar este tipo de incidentes?

Esto era un almacenamiento, no es que el ingenio esté vertiendo residuos al río. Los vertidos están controlados; uno tiene permitido verter hasta ciertas cantidades a un cuerpo receptor. En este caso, era un tanque de almacenamiento, se suponía que la melaza no saldría del tanque. Desde el punto de vista del medioambiente, no conozco legislación que aplicara respecto al uso del tanque, pero sí hay protocolos en el tema de la seguridad industrial.

Lo ideal sería una política que indique las condiciones mínimas de almacenamiento y los volúmenes máximos permitidos. No es lo mismo una cisternita de melaza, a casi un millón de galones almacenados. Lo importante no es solo contar con la normativa, sino darle seguimiento y verificar su cumplimiento. A veces, se carece de fortaleza institucional en este tema y es una debilidad.

 

¿Qué tienen que decir y hacer las universidades en general y la UCA en particular para la protección del medioambiente en el marco de los procesos industriales?

Desde la ingeniería química, estudiamos para fortalecer la industria; es nuestro campo de acción. Creo firmemente que la industria puede trabajar de forma limpia, pues es factible y se cuenta con tecnología para lograrlo. Como universidad, debemos promover esta línea: en lugar de enfocarse en cómo limpiar el deshecho que se genera o cómo depurar el agua ya contaminada, se busque mejorar los procesos de manera que el desecho no se genere. Esto implica analizar el proceso con una mirada verde, con una mirada de protección del ambiente, desde la selección de la materia prima hasta su utilización con criterio ambiental. Así se incluye no solo el problema económico, sino también el tema ambiental en las decisiones ingenieriles.

Esa filosofía es la que tratamos de impulsar en la ingeniería química de la UCA, con un enfoque de producción limpia, no en el de tratamiento de vertido, sino en la producción en sí. De hecho, acá en la Universidad, en pequeña escala, estamos haciendo esfuerzos de este tipo en nuestros laboratorios, ya que también generamos residuos. Se ha hecho toda una reingeniería, en la que se han sustituido unos químicos por otros para que el vertido no sea tóxico. Así, ya no nos preocupamos tanto por el vertido en sí, si no que buscamos no generarlo. Esta línea es la que creo que debemos promover en la industria.

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Anónimo
07/06/2016
10:06 am
Excelente artículo.
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Anónimo
06/06/2016
12:53 pm
Desconocimiento o ignorancia. Se llama Falta de Resposnabilidad o NEGLIGENCIA!!! No hay nada que inventar, el comportamiento térmico de ese fluido es predecible según muchos Autores de la industria azucarera y asabienda no se tomaron las medidas de prevención y control necesarias.
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