Ilusión de democracia

4
Editorial UCA
30/04/2025

En el pasado, la mayoría de dictadores asumían sin disimulo su posición de poder absoluto, sin preocuparse por la legitimación democrática. Actualmente, la mayoría de gobiernos y líderes autoritarios se preocupa por mantener una fachada democrática; por ejemplo, celebrando elecciones amañadas y manteniendo una aparente división de poderes. En estas “democracias”, los funcionarios no sirven a los ciudadanos, sino que están para obedecer las órdenes del autócrata. De acuerdo al informe 2023 del Instituto V-Dem (Variedades de Democracia) de Suecia, 72% de la población mundial vive en regímenes autoritarios (en 2013, solo era el 46%). Según el estudio, El Salvador es uno de los países que aumentó su tendencia al autoritarismo.

Aristóteles dice, en su libro La política, que un tirano es alguien que se rodea de aduladores y que no respeta la ley ni la justicia, por lo que se convierte en un opresor. La mayoría de estudiosos coinciden en que los dictadores usan el miedo como herramienta de control social. Por algo Nicolás Maquiavelo decía que para mantenerse en el poder más vale ser temido que amado. Según el filósofo italiano, el miedo que se infunde en los gobernados se basa en el castigo que el gobernante pueda imponer. Así, las dictaduras amenazan, persiguen, encarcelan, exilian, difaman, matan.

En el caso salvadoreño, el aparato de propaganda gubernamental afirma que el país es democrático y el más seguro del continente. Pero guarda silencio sobre la violación a los derechos humanos y la demolición de la poca institucionalidad democrática. No se dice que se ha cambiado, a conveniencia del oficialismo, las reglas de los procesos electorales ni que se ha puesto de rodillas al Tribunal Supremo Electoral. Se pasa por alto la total falta de transparencia en el uso de los recursos públicos, la ausencia de diálogo y la nula participación ciudadana en la toma de decisiones estratégicas. El régimen de excepción se ha normalizado y ha pasado a ser la principal herramienta de miedo. No en balde las encuestas muestran que gran parte de la gente prefiere no expresar su opinión sobre el quehacer gubernamental.

La reciente denuncia de Cristosal y de otras organizaciones sobre policías uniformados que se hacen presentes a actividades de derechos humanos para tomar fotografías a las instalaciones, a los vehículos y a las personas representa un peldaño más en la persecución y acoso a personas e instituciones que denuncian la verdad sobre el régimen y defienden a sus víctimas. Este tipo de acciones no buscan otra cosa que infundir temor no solo a las instancias que las han sufrido directamente, sino a todo aquel que ejerce el pensamiento crítico. Una muestra más de que el régimen político del país es solo una ilusión de democracia.

 

Lo más visitado
0