Reflexión sobre la democracia

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Margarita Moreno
19/04/2009

Limitar el concepto de democracia al ejercicio del sufragio significa dejar de lado muchos otros factores que influyen en el desarrollo de este sistema de gobierno, y olvidar que en América Latina la transición a la democracia ha implicado grandes conflictos sociales y políticos.

Para reflexionar sobre este tema y dar pistas sobre la influencia de la globalización en los sistemas políticos latinoamericanos, el Departamento de Sociología y Ciencias Políticas, con el apoyo de la Embajada de Francia en nuestro país, realizó el XXII Foro de la Realidad Sociopolítica "Segundo Montes": "Democracia y globalización en América Latina". La actividad tuvo como ponente a Georges Couffignal, director del Instituto de Altos Estudios de América Latina, de Francia.

Según Couffignal, la democracia se puede entender a partir de tres grandes concepciones. La primera implica asimilar la democracia "como un procedimiento", es decir, centrarse únicamente en el ejercicio del voto. En esta lógica, "ser ciudadano en un régimen democrático es poder votar". El especialista señaló que en la mayoría de países latinoamericanos el sufragio es entendido como un deber; mientras que en otras regiones, como Europa, es concebido como un derecho. Más aún, a su juicio, en América Latina la alternancia en el poder y la elección de gobernantes se ha entendido como "una alternativa a la revolución".

La segunda vertiente consiste en comprender la democracia "como un fin". Según el experto, con esta concepción se "ideologiza y teoriza la soberanía popular", lo que no está exento de problemas: "¿Qué ocurre cuando el pueblo decide darle el poder a un dictador? La democracia como ideología no sabe responder a esa pregunta", dijo Couffignal.

Luego de las dictaduras militares, en Latinoamérica hubo una "sobrecarga de expectativas" en torno al regreso de la democracia: se pensaba que ésta resolvería los problemas de pobreza, educación, salud, violaciones a los derechos humanos, etc. Pero, por el contrario, de acuerdo a Couffignal, el cambio radical se dio en lo económico, con la apertura de las fronteras y el abandono del mercado interno. La democracia, entonces, resultó ser "una decepción" para los ciudadanos.

Ante esto, el politólogo galo considera que es necesario aplicar la tercera concepción, esto es, vivir la democracia "como una cultura" que implica conductas sociales muy precisas, como la aceptación del pluralismo de ideas y opiniones. Por supuesto, esta cultura democrática "no surge de la noche a la mañana" y para que exista debe existir libertad y respeto a la diversidad.

Asimismo, destacó que la democracia "es el único régimen político que prohíbe la violencia para acceder al poder"; un régimen en el que el factor "incertidumbre" es fundamental: en una elección no se sabe quién ganará, y al final "el vencedor siempre está consciente de que el vencido puede ser el vencedor de mañana".

Durante la ponencia también se resaltó que parte importante de toda democracia es el fortalecimiento de un Estado de derecho que asegure la protección de los derechos humanos.

Bajo todo este marco de reflexión, Couffignal afirmó que la globalización ha "alcanzado una amplitud como nunca antes" y que gracias a ello "se han intensificado las relaciones sociales en planos económicos, políticos y culturales". Incluso la democracia se ha convertido en un "producto de exportación", como lo ejemplifica la guerra emprendida por Estados Unidos en contra de Irak.

El XXII Foro "Segundo Montes" se llevó a cabo el 16 de abril, en el auditorio del edificio del ICAS.

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