“Un cura muere… y un obispo alza sus manos hacia Dios”. Cuando escribí esta frase, a propósito de Rutilio Grande en 1997, nunca pensé que la escena se repetiría unas décadas más tarde. Y es que, como todos sabemos, el sacerdote Cecilio Pérez, párroco en San José La Majada, en Juayúa,...