Formación para una realidad cambiante

6
Margarita Moreno
05/06/2018

El modelo de enseñanza de la UCA a nivel de grado responde, de acuerdo a Mauricio Trejo, director de Gestión Curricular, a una serie de objetivos de aprendizaje definidos para cada carrera. Objetivos que tienen como raíz tres grandes componentes: las actitudes que desarrollará el alumno, es decir, su disposición frente al aprendizaje y la realidad en la que tiene que aplicar lo aprendido; el marco conceptual, que fundamenta lo que se aprende, el saber los porqué; y los procedimientos, o sea, saber hacer.

“Acá radica una de las diferencias con el resto de la formación universitaria del país, en la que la gente aprende a hacer muchas cosas, pero no fundamenta. Al enfrentarse a la vida real, lo importante es tener criterio para saber hacer lo necesario desde la profesión. Los objetivos de aprendizaje de cada asignatura de las carreras de la UCA están, precisamente, relacionados con esto”, explica Trejo.

Foto: Dirección de Comunicaciones.

La metodología a la que responde cada plan de estudio y materia tiene frutos concretos en el desempeño profesional de los graduados de la Universidad, pero también en el de sus estudiantes, durante su etapa de formación. Ejemplo de ello es Nelson Quintanilla, estudiante de quinto de año de Ingeniería Eléctrica y beneficiario del Programa de Becas Parciales de la UCA, quien actualmente realiza un intercambio estudiantil en la Universidad de New Brunswick, Canadá.

Por la formación que ha recibido en la Universidad, asegura Quintanilla, ha podido insertarse con facilidad. “Gracias a esta oportunidad que he tenido de estudiar en Canadá, puedo decir con total sinceridad que la dificultad académica es muy similar a la de la UCA. El sistema de evaluación es muy parecido, las bibliotecas tienen los mismos recursos; lo único que cambia es el idioma”.

Para Lidia Salamanca, vicerrectora académica, esta capacidad de los estudiantes y graduados de la UCA de responder a una realidad cambiante tiene que ver con una filosofía puntual: en las carreras de grado no se busca una especialización, sino la profundización teórica, metodológica e instrumental para que quienes se forman en la Universidad puedan ser críticos y responder a los retos de hoy y de mañana. “Es fundamental que nuestros profesionales tengan las herramientas para un desempeño amplio, que posean una base conceptual que les dé la capacidad de analizar e incidir en diferentes contextos”, afirma Salamanca.

Esta línea pedagógica, de acuerdo a Trejo, está relacionada con el modelo educativo de la UCA, el cual retoma de la pedagogía ignaciana (inspirada en san Ignacio de Loyola y sus ejercicios espirituales) un principio clave: “Es preferible priorizar la profundidad sobre la extensión; es más importante profundizar en algo que tratar de saber muchas cosas, porque en realidad se aprende poco”.

Con base en su experiencia, Quintanilla explica que este enfoque se percibe desde los primeros ciclos, cuando se comprende que “importa más entender que memorizar”, pues “los catedráticos en sus clases y evaluaciones tratan de que el estudiante piense, no solo que aplique fórmulas o ‘recetas de cocina’, porque eso no tiene ninguna dificultad; en su lugar, el catedrático busca que el estudiante demuestre que es capaz de resolver problemas complejos aplicando los conceptos que se discuten en las clases. Porque probablemente en un futuro eso estaremos haciendo, resolviendo problemas, para eso nos estamos preparando”.

Esta apuesta en la formación universitaria tiene un complemento importante: la calidad, el sello distintivo de la UCA. Y esto resulta fundamental en un contexto en el que la educación superior, por una competencia feroz y un mercadeo desaforado, se ha convertido en un producto más. Para la Vicerrectora Académica, mantener los estándares de calidad es “la mejor manera de combatir esa dinámica que hay en el país que lleva a vender los títulos como si fueran una mercancía más”.

A fin de cumplir estos grandes objetivos educativos, la UCA pone en marcha procesos continuos de revisión y actualización de sus planes de estudio; ejecuta proyectos de cara la mejora del desempeño docente, proporcionándoles a los catedráticos insumos y recursos a través de programas de formación especializados; y se esfuerza por mantener una oferta académica que le permita a la Universidad, a través de sus estudiantes y graduados, responder y contribuir de manera responsable a los problemas de la realidad nacional.

 

La actualización de las carreras desde la realidad

Para la Universidad es fundamental que la planificación y actualización de sus carreras mantenga un equilibrio entre tres cuestiones clave: lo que demanda la realidad, las aspiraciones de los jóvenes bachilleres y la misión institucional. Salamanca destaca que si bien es necesario tomar en cuenta lo que pide el mercado, para la UCA es todavía más importante centrarse en lo que la realidad exige en términos de desarrollo nacional. “Porque hay carreras que no son demandadas, pero hay una necesidad clara en El Salvador de invertir en ellas. La Universidad, entonces, se cuestiona qué es lo que la realidad está pidiendo. A partir de eso, tratamos de dar una respuesta profesional, científica y comprometida”.

Así, en el proceso de actualización o creación de una carrera, el análisis de la realidad es básico, pues con este “la profesión se piensa en función de resolver los problemas que hay en esa realidad”, asegura Trejo. Para obtener insumos en esta etapa, se realizan sesiones de consulta y discusión con empleadores, exalumnos, estudiantes y docentes de la Universidad.

Posteriormente, se definen las competencias y conocimientos de los profesionales que se formarán en cada carrera, es decir, “para qué deben ser competentes, porque no se trata solamente de facilitar una formación que les lleve a pensar las cosas, sino que además deben ser capaces de aplicar esa formación y ponerla en práctica en la realidad”. Luego de esta fase, se identifican las áreas más específicas de formación, que dan paso a las asignaturas del plan de estudio de cada carrera. 

En las materias se busca que los estudiantes desarrollen las competencias duras (técnicas) de su carrera y las blandas. Estas últimas están ligadas a áreas de formación propias de la UCA y que influyen en el desarrollo de la persona. Adquirir una visión crítica de la realidad y capacidad de trabajar en equipo, por ejemplo.

Las competencias blandas son parte de lo que se aborda en las materias optativas y en los programas de formación integral. Esto significa, de acuerdo a Salamanca, que la educación ofrecida por la Universidad “necesariamente pasa por darle al estudiante elementos teóricos, pero también humanos: ética, capacidad de sensibilizarse con los demás”.

Actualmente, toda la oferta académica, tanto de grado como de posgrado, está actualizada. Y desde la Vicerrectoría Académica se impulsan esfuerzos como la autoevaluación de las carreras, a fin de garantizar la mejora continua en los planes de estudio.

Lo más visitado
1
Anónimo
08/06/2018
05:15 am
\"Poco de mucho , y mucho de poco\" hay deficiencia en la calidad de graduados, lo he visto. Y tienen el honor de ser de la UCA. no dudo que hay muy buenos y excelentes, pero si realizan un examen veran a quienes mandan hacia afuera. Menos mal que las demas universidades son comerciales y solo es importa el dinero y no la calidad en educacion. Ojala que algun dia salgan en su gran mayoria, solo calidad comprobada UCA y excelencia para el pais. No todo es lo que parece. Saludos desde la M-VII
0 0 1