El líder del Partido Nacional, Porfirio Lobo, ha ganado las elecciones en Honduras con un 55%, según datos difundidos por la autoridad electoral hondureña. Con más del 60% de los votos escrutados, Lobo se ha impuesto a Elvin Santos, candidato del partido Liberal.
Lobo y Santos eran los candidatos con más posibilidades de triunfo y ambos ofrecieron un "cambio" a los hondureños en sus lemas de campaña. El virtual presidente electo, que promovió el "Cambio ya", mantiene la seguridad entre los pilares de su plan de gobierno y ha señalado que éste será "humanista y cristiano". Conocido su triunfo, ha dicho que hará un gobierno de unidad nacional, de reconciliación, y —en una alusión al presidente derrocado— dijo que está abierto al diálogo amplio, sin descartar a nadie.
Antes de los comicios, el presidente de facto, Roberto Micheletti, pidió una votación masiva; mientras que Zelaya, el presidente depuesto por el golpe de Estado, hizo un llamado a boicotear de forma pacífica la jornada electoral.
¿Qué ocurrió el domingo recién pasado? Para los candidatos participantes estas elecciones han sido "masivas" y "limpias", pese a no haber tenido la supervisión de organismos internacionales. Se habla de una participación de más del 60% del cuerpo electoral. Por el contrario, para el presidente depuesto lo dominante fue el abstencionismo, que, según sus datos, alcanzó el 65%. Una elección así no representa el sistema democrático al que aspiran los hondureños, afirmó Zelaya.
Independientemente de la participación o abstención, las preguntas que siguen presentes son ¿han sido libres y justas?, ¿qué y entre qué se ha elegido?, ¿son las elecciones una salida a la crisis política hondureña?, ¿resuelven sus problemas de injusticia social?, ¿garantizan su regreso a la institucionalidad del país?
De momento, recordemos que las elecciones libres, competitivas e institucionalizadas, y las reglas y los procedimientos para la formación y el ejercicio del gobierno, son componentes esenciales de la democracia; pero ni en sus alcances ni en sus posibilidades de realización se agota el sentido y la práctica del sistema democrático.
La democracia implica una forma de concebir al ser humano y garantizar sus derechos; una forma de organizar la sociedad y el ejercicio del poder protegiendo el bien común; la democracia también implica la vigencia del Estado de derecho, la protección de los derechos civiles del conjunto de la población, la rendición de cuentas, el sometimiento de la acción del Estado y sus poderes a las normas emanadas de poderes asignados democráticamente; implica participar y construir un plan de nación en el que los derechos ciudadanos de todos estén incluidos.
Unas elecciones pueden ser libres, masivas y transparentes. Y eso es bueno, pero insuficiente si no están conectadas con los puntos que hemos citado arriba. Y cuando se mira el contexto de las elecciones en Honduras, uno encuentra mucho déficit en ese sentido.
Queda por ver qué escenario político desencadenan los resultados electorales. Las primeras reacciones indican que la comunidad internacional está dividida al respecto: los opositores de Zelaya cuentan con el respaldo del presidente estadounidense, Barack Obama, quien ha dejado claro que respaldará al ganador de las elecciones. Junto a Estados Unidos se sitúan Canadá, Panamá, Costa Rica y Perú. En la posición contraria, el presidente brasileño, Lula da Silva, y el venezolano, Hugo Chávez, abanderan el grupo de países que aseguran que no reconocerán como presidente legítimo al vencedor. En las próximas semanas veremos si estamos al final de la crisis o en una crisis que no parece tener fin.