En la línea de lo políticamente correcto se comenzó a utilizar el leguaje "género sensitivo" y a promover —del diente al labio— la equidad de género; pero, en la práctica, la sociedad salvadoreña sigue siendo machista. Según datos del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer, el año pasado las mujeres sufrieron 489 agresiones sexuales y 3,193 fueron víctimas de violencia intrafamiliar. Además, 1,278 niñas fueron maltratadas.
Sin embargo, tal violencia no se expresa sólo así: también las normas nacionales, directa o indirectamente, fomentan la discriminación. La jornada doméstica diaria, realizada sobre todo por mujeres jóvenes, es más larga que la de otras labores productivas. Quienes se dedican a ese oficio trabajan doce o más horas, es decir, la mitad del día o más; las personas contratadas en otros rubros, dedican solo un tercio del día a su faena.
Ahí no acaba el asunto. Muchas adolescentes y jóvenes que prestan esos servicios padecen acoso y hasta abuso sexual. En el Código de Trabajo se establece la posibilidad de despedir a una trabajadora sin indemnizarla cuando comente "actos graves de infidelidad o insubordinación" contra el patrono, patrona o cualquier persona que viva bajo el mismo techo. Con esa "licencia legal" suelen despedirse a niñas y jóvenes que sufren cualquier ataque sexual y reclaman, o las que resultan embarazadas a raíz del abuso.
Por eso, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de Naciones Unidas pidió al Estado salvadoreño declarar el principio de no discriminación en la Constitución e incorporarlo plenamente en su legislación. El Comité también expresó su preocupación por la situación de pobreza en que viven las mujeres. Por eso, conminó al Gobierno a desarrollar una estrategia para erradicar la pobreza "que conceda atención prioritaria a las mujeres rurales e indígenas con asignación de recursos presupuestarios". Asimismo, es motivo de preocupación la persistencia del analfabetismo en el campo y la deserción escolar femenina.
Este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Ya pasaron diez años desde que se estableció esta fecha para recordar el asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana, por orden del dictador Rafael Trujillo. Desde antes, las relaciones entre hombres y mujeres han sido desiguales. Históricamente, se ha impuesto lo masculino sobre lo femenino y se han asignado roles que perpetúan ese predominio.
Es importante romper con estas condiciones que limitan el desarrollo de la población mayoritaria de El Salvador: las mujeres. Eso no se logrará sólo con el progresivo reconocimiento de sus derechos. Es importante, pero no suficiente. Sensibilizar a la sociedad también ayuda. Además de la defensa organizada de los derechos de las mujeres, se debe combatir la impunidad que favorece a quienes las agreden.