"Tras la calidad de las personas"

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Margarita Moreno
13/03/2015

Luego de un proceso de reflexión, planificación y gestión, este año comenzaron labores tres instancias con las que se busca institucionalizar las aristas fundamentales de la estructura académica: la investigación, la gestión curricular y la formación de profesores. Una de estas nuevas unidades, que dependen orgánicamente de la Vicerrectoría Académica, es la Dirección de Desarrollo del Cuerpo Académico, que tiene por misión identificar las necesidades de formación científica y pedagógica de los departamentos académicos y gestionar procesos que respondan a estas demandas; así como evaluar y dar seguimiento a la carrera académica.

De acuerdo a Ada Zarceño, directora de la unidad, entre las labores de acompañamiento están asesorar a los jefes de departamento en la contratación de nuevos profesores, para garantizar que los profesionales que se incorporen respondan al perfil establecido; apoyar en la inducción pedagógica y administrativa; promover la formación de los catedráticos a través de procesos de capacitación pedagógica; trabajar con instancias internas, como la Comisión Académica Universitaria (integrada por representantes de todos los departamentos), a fin de fortalecer los mecanismos de valoración de los resultados docentes en investigación, proyección social, entre otros; y la revisión y actualización de los reglamentos de la carrera académica y de los instructores.

Una de las líneas en las que más se ha avanzado es la formación, pues la Vicerrectoría Académica (antes de la creación de la Dirección) ya había iniciado un proceso al respecto. Solo en 2014 se impartió un curso de inducción para nuevos docentes, enfocado en la identidad universitaria, las funciones de la UCA, la administración académica, el planeamiento didáctico y la evaluación de los aprendizajes; un Diplomado de Postgrado en Docencia Universitaria, que abarca identidad y didáctica universitarias, evaluación de los aprendizajes, herramientas y recursos virtuales para el aprendizaje, e investigación educativa; dos diplomados sobre didáctica, nuevas tecnologías y recursos virtuales (impartidos con el apoyo de la Oficina de Educación en Línea); y los diplomados en Gestión del Currículo e Investigación Social, en cuyo contenido se aplica el modelo educativo de la UCA y la pedagogía ignaciana, propia de la Compañía de Jesús.

La Dirección también se encarga del proceso de evaluación estudiantil a docentes y del análisis de los resultados. En este tema, una de las prioridades es incrementar la participación del alumnado. Es importante, dice Zarceño, que los estudiantes “comprendan que su evaluación ayuda a buscar soluciones a las debilidades que pueden tener los docentes” y que, en la medida en que sus observaciones son más puntuales, “nos ayudan y nos dan pistas de por dónde se debe ir”. Para 2016 se proyecta incorporar la autoevaluación docente y la evaluación de las jefaturas de departamento y de instructores.

Y es que los instructores juegan un papel importante de apoyo y, por tanto, en la formación de los estudiantes. Hacia ellos también irá enfocado parte del trabajo de la Dirección. Este mes, por ejemplo, se impartirá un taller sobre resolución de conflictos, estrategias de planificación, y reglamento y normativa de instructores. Es “una orientación de buenas prácticas y de integración”, explica Zarceño.

Todas estas áreas de intervención en las que la Dirección tendrá una participación activa tienen como eje transversal mantener y fortalecer una calidad académica coherente con la misión de la UCA. Para conseguir ese objetivo es necesario comenzar un proceso de reflexión en el que, entre otros aspectos, la Dirección tendrá que definir “cómo logramos incidir en la carrera académica, buscando ese perfil que responda al gran compromiso de la UCA”.

Para Zarceño, “transformar la realidad es una meta alta, y hacer academia para responder a esta es un reto que entusiasma” y que implica, en el corto plazo, “sensibilizar a la comunidad académica sobre la necesidad de replantearse la manera de formar” (usar nuevas tecnologías, acercarse a los alumnos, etc.); y tener catedráticos no solo identificados con la misión de la UCA, sino capaces de trasladar esos principios y valores a sus alumnos.

En definitiva, el trabajo y el esfuerzo de la Dirección tienen como guía la convicción de que “desde la academia podemos formar a las personas, y si incidimos en mejores personas, seguro vamos a tener mejores profesionales. Ya tenemos la calidad académica, ahora podemos ir tras la calidad de las personas”.

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Anónimo
15/03/2015
07:54 am
Tarea dificil de lograr debido al entorno social en el que vivimos. La UCA debería poner su formación profesional a tono con el desarrollo científico moderno, salir del encajonamiento de servir profesiones de cajón: Administración de empresas , derecho, y otras que no aportan al desarrollo del pais. Hay que salir del sindrome de pais subdesarrollado y que las ciencias son solo para paises desarrollados.
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