La UCA fue fundada el 15 de septiembre de 1965, en el marco de la Ley de Universidades Privadas, emitida ese año. Sin embargo, como aún no se disponía de un espacio propio, las clases comenzaron a principios de 1966 en locales de la iglesia de Don Rúa, cedidos por los sacerdotes salesianos, y con 357 estudiantes inscritos. En 1967, la matrícula subió a 541 estudiantes; al año siguiente, a 719.
Posteriormente, la UCA compartió espacios con el Colegio Externado de San José, con algunos inconvenientes para ambas instituciones. Por ello, los esfuerzos se concentraron en reunir el dinero necesario para comprar un terreno donde establecerse de forma permanente. Las gestiones financieras permitieron adquirir el terreno de veintiuna manzanas, al sur poniente de la capital, donde está en la actualidad. En 1968, con un préstamo a un banco local, se construyeron los dos primeros edificios; y en 1969, la UCA se trasladó a su nuevo campus.
El rápido crecimiento de la matrícula (1,031 estudiantes a comienzos de 1969), los dos edificios y el nuevo terreno animaron a las autoridades a emprender un amplio programa de expansión. Dado que ninguna fuente de financiamiento local proporcionaría los recursos necesarios en condiciones favorables de largo plazo y bajo interés, la UCA consideró la posibilidad de pedir un préstamo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El estatal Consejo Nacional de Planificación Económica (Conaplan) ayudó a formular el proyecto.
La preparación llevó varios meses de intenso trabajo para satisfacer las exigencias del banco, en especial las proyecciones financieras de la UCA. El Conaplan consideró que el proyecto era una “alta prioridad”, el Banco Central de Reserva lo respaldó y los técnicos del BID se mostraron satisfechos e impresionados. Así, el préstamo se firmó el 27 de octubre de 1970.
La intención era levantar la infraestructura básica de la UCA, proyecto que se llevó a cabo entre 1971 y 1974, aunque no de manera exclusiva. El plan incluía la urbanización del campus y la construcción y equipamiento de ocho edificios, entre ellos dos de aulas, denominados “A” y “B”; dos para profesores; las aulas magnas I y II; el Edificio de Administración Central y la Biblioteca “P. Florentino Idoate, S.J.”.
Juan José Rodríguez fue el arquitecto que diseñó el plan maestro de construcción. “El tiempo era corto, había urgencia de desarrollar la Universidad. El padre José María Gondra me conocía porque había sido su alumno en el Externado de San José. Cuando esta necesidad se presentó, lo primero que hizo fue llamarme a mí. Yo le preparé un plan maestro”.
La idea que guió el proyecto fue la flexibilidad, a fin de que los edificios tuvieran usos diversos y, sobre todo, facilitaran la integración de la comunidad universitaria. “Aunque el campus no era gigantesco, nos permitió dejar en el eje de ingreso el Edificio de Administración Central, que era considerado el edificio alma mater. Desde el principio, se evitó la construcción de edificios para una determinada facultad”, explica Rodríguez.
La segunda etapa de desarrollo físico comenzó en 1978, cuando se firmó el segundo préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo. La Junta de Directores empleó mucho tiempo estudiando y discutiendo los anteproyectos de construcción. Así, a mediados de 1979, los arquitectos Alberto Hart Déneke y Francisco Zúñiga Wager, de Sistema Consultores, tuvieron a su cargo el diseño de los edificios de Rectoría, los módulos de profesores “A” y “B”, y las aulas magnas III, IV, V y VI.
En 1983 se añadió un edificio, se remodelaron los laboratorios de ingeniería y el estacionamiento principal, se levantó el muro perimetral y se compró el campo experimental. Luego, entre 1986 y 1990, el arquitecto Bernardo Pohl Larios trabajó en el diseño de los cubículos de profesores y el Taller Espacial del Departamento de Organización del Espacio. En 1990, fue construido el Edificio Francisco Andrés Escobar (antes, Edificio de Comunicación y Periodismo), diseñado por Juan José Rodríguez (hijo). Leonel Avilés y Édgar Avilés, de Leonel Avilés y Asociados, diseñaron el Centro Monseñor Romero en 1994; el edificio del ICAS en 1998; el Edificio “P. Ignacio Martín-Baró, S.J.” en 2003; y el Edificio de Aulas “D” en 2008.
Actualmente, en el campus hay 113 aulas con una capacidad total de unos 6,300 estudiantes. Los salones están distribuidos en los edificios de “A”, “B”, “C” y “D”; “P. Ignacio Martín-Baró, S.J.”; Centro Monseñor Romero; Edificio Francisco Andrés Escobar; Taller de Arquitectura; y edificios del ICAS y “Francisco Suárez, S.J.”. Las seis aulas magnas, por su parte, tienen capacidad para reunir a 1,040 estudiantes de forma simultánea.
Asimismo, hay más de quince laboratorios relacionados con las áreas química, eléctrica y ambiental. Además del Laboratorio de Estructuras Grandes, donde se hacen estudios sobre construcciones sismorresistentes. La UCA también tiene dos bibliotecas: la “P. Florentino Idoate, S.J.” (con más de 500,000 piezas de material bibliográfico) y la de Teología “Juan Ramón Moreno” (que tiene unos 24,000 textos); así como tres auditorios: el “Ignacio Ellacuría” (para 500 personas), el “Segundo Montes, S.J.” (para 200 personas) y el Elba y Celina Ramos (para 100 personas). El campus alberga espacios singulares, como el Centro Polideportivo, la Parroquia Universitaria “Jesucristo Liberador”, tres clínicas (una de salud, una dental y una de asistencia psicológica) y el Museo de los Mártires.
En los últimos años, para disponer de espacios más seguros, cómodos y accesibles, se han hecho diversas construcciones y remodelaciones en el campus. Por ejemplo, se ha trabajado en la mejora de infraestructura, equipamiento y ampliación de aulas, remodelación de las canchas de baloncesto, rotulación de emergencia e identificación de rutas de evacuación, rampas para facilitar los accesos a las diferentes áreas, entre otros proyectos.
(Buena parte de las referencias y datos de esta nota han sido tomados del apartado web Historia de la Universidad.)