Ciencia, medioambiente y desarrollo comunal

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Rocío Fuentes
23/07/2010

La Bahía de Jiquilisco es uno de los recursos hidrográficos más importantes de El Salvador por su extensión, sus características de estuario-laguna costera, su intensa actividad pesquera y por poseer un área de desarrollo para muchas especies naturales. En la región oriental de la Bahía y en el Bajo Lempa se concentra una gran actividad de cultivo de camarón marino. Sin embargo, esta práctica causa preocupación entre los ecologistas, ya que sus posibles impactos medioambientales (destrucción de manglares, salinización del agua dulce, uso de drogas tóxicas y pérdida de biodiversidad en los ecosistemas, entre otros) pueden acabar con los mantos acuíferos.

Al tanto de esta situación, el Departamento de Ingeniería de Procesos y Ciencias Ambientales se embarcó hace ya casi dos años en la realización de dos proyectos con cuatro cooperativas camaroneras en el cantón Salinas del Potrero, de Usulután. La primera investigación, denominada "Evaluación del impacto de las aguas residuales provenientes de la producción del camarón sobre las características físico-químicas del agua de la Bahía de Jiquilisco", responde a la necesidad de generar información objetiva que contribuya a diagnosticar la calidad de las distintas descargas de agua que recibe la Bahía. Esta iniciativa fue financiada por el Fondo de la Iniciativa para las Américas (FIAES).

El segundo proyecto, "Determinación de los factores que afectan el crecimiento de los camarones en la Bahía de Jiquilisco", desarrollado en conjunto con la Universidad Ramón Llull de Barcelona y financiado por la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD), se plasmó en una guía que orienta en el buen manejo de la camaronicultura en la zona.

El martes 20 de julio fue la clausura de los dos esfuerzos en la casa comunal de San Hilario, comunidad del cantón Salinas del Potrero. Al evento asistieron miembros de las cooperativas beneficiadas, líderes comunitarios y miembros de la municipalidad; también hubo presencia de autoridades de las instituciones ejecutoras.

El rector de la UCA, José María Tojeira, agradeció a la comunidad por el apoyo y receptividad que mostró durante el desarrollo de los proyectos. "Ustedes nos dicen dónde están los problemas reales del país y dónde hay que poner el criterio, el trabajo, el esfuerzo, para solucionar estos problemas", dijo a los lugareños. En su opinión, una universidad que no está en contacto con la realidad y con los problemas de la gente genera un conocimiento estéril, "porque el conocimiento se debe poner al servicio de solucionar los problemas nacionales".

Otra de las intervenciones estuvo a cargo de Rosa Nomen, vicerrectora de Estudiantes y Relaciones Internacionales de la Universidad Ramón Llull. "Nuestra finalidad es aportar conocimiento para que podamos resolver conjuntamente este manejo del camarón, que a veces se nos resiste", indicó. Además, adelantó que los proyectos continuarán y que se seguirá trabajando para el beneficio de todos los productores de camarón: "Haremos todos estos esfuerzos para poder hacer crecer esta comunidad y que sigan perseverando así como lo han hecho, pero sabemos que son necesarios más recursos".

En el evento de cierre se proyectó un video en el que se expone todo el proceso de planificación y ejecución de las investigaciones. Luego, María Dolores Rovira y Nelly Amaya de López, técnicas especialistas que realizaron el trabajo de campo en el lugar, explicaron detalladamente los resultados de los estudios.

La comunidad también participó en la clausura: Jacobo Rivera, miembro de la cooperativa Los Tornos, expresó su gratitud con el equipo de trabajo. "Desde hace 17 años veníamos tocando puertas porque sabíamos que nos hacían falta muchas herramientas para poder producir bien el camarón. Nadie nos había prestado atención por (...) ser cooperativistas, hasta que la UCA, ACCD y FIAES nos ayudaron", dijo Rivera, quien luego de sus palabras entregó unos diplomas de agradecimiento a todos los responsables del proyecto.

Debido a la falta de recursos técnicos y de movilización del producto, el ingreso promedio diario de una familia que se dedica a la producción camaronera se estima en 2 dólares, lo cual, por supuesto, es insuficiente para su digno sostenimiento. Con iniciativas como esta se pretende dar asistencia especializada a los cooperativistas camaroneros para que tengan a mano la mayor información posible acerca de la actividad a la que se dedican. Y que de este modo puedan mejorar y focalizar la inversión en sus cosechas, así como obtener un camarón de buen tamaño y calidad, que no dañe el medioambiente.

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