La escuela es el lugar donde los niños viven juntos una parte trascendental de su existencia. De ahí la importancia de que sea un espacio en el que no solo se instruya, sino que se eduque en el sentido más amplio de la palabra, enseñando en primer lugar a dar sentido al don que cada uno tiene: el tiempo. El tiempo de la escuela no es, por tanto, solamente organizado, sino vivido.
Con esta perspectiva, se crea la Política Nacional de Educación y Desarrollo Integral de la Primera Infancia, que abarca la formación educativa desde los primeros meses de vida hasta los seis años. La Política tiene por fin orientar y articular esfuerzos para garantizar a la niñez el derecho a una educación y a un desarrollo completo.
Como parte del trabajo conjunto con el Ministerio de Educación (Mined), la UCA, a través del Departamento de Ciencias de la Educación, elaboró los fundamentos curriculares que rigen la Política, y que comprenden los Programas de Educación y Desarrollo para Lactantes y Parvularia. La metodología se enfoca en valorar la individualidad y el protagonismo del niño, e involucrar a toda la comunidad educativa como parte de su entorno.
Desde enero de 2014, estos programas están siendo implementados a nivel nacional. La UCA está fortaleciendo esa implementación con capacitaciones y talleres. "Se está intentando, primero, que los docentes se apropien del currículo, del nuevo enfoque de los programas en cuanto al desarrollo integral (...) Este enfoque requiere de una nueva concepción del trabajo formativo", explica María del Carmen Cruz, catedrática e investigadora del Departamento.
Como parte de este proceso, el 4 de junio se impartió en el aula I-13 un taller sobre Reggio Emilia, una metodología que se implementa en algunas escuelas de esa región de Italia y que se asemeja a la nueva concepción pedagógica que desarrolla el Mined. "Con el método Reggio Emilia, se cambia la educación coercitiva, represiva, basada en planas y en el aprendizaje repetitivo y memorístico (...); y es que a estas edades el niño debe aprender jugando y disfrutando de lo que hace. Los profesores solo somos una guía para ellos", explica Cruz.
Lucía Cavalleti, quien ha trabajado varios años con esta metodología, fue invitada a impartir el taller. Habló sobre el programa de la Escuela Miro, una experiencia educativa iniciada por el profesor italiano Giovanni Riva. "La escuela nació por el deseo suscitado en padres de familia muy jóvenes, quienes, al nacer sus hijos, deseaban que ellos, un día hombres, pudiesen vivir con inteligencia y con libertad su experiencia humana. A ellos se unieron jóvenes profesores deseosos de experimentarse en la acción educativa (...). Esta es una obra que pone como criterio principal el amor por la individualidad, la universalidad y la irrepetibilidad de los niños", dijo Cavalleti.
Esta nueva concepción de la educación parte de que "el niño es un ser único, dotado de vida, de preguntas inteligentes, de libertad de decisión, de intereses, de creatividad, de racionalidad; por ende, necesita ser únicamente acompañado para descubrir el valor de sí mismo y de las cosas". La metodología de la Escuela Miro hace énfasis en "hacer emerger plenamente la humanidad que está en los niños, con todos los dones, las capacidades, las preguntas que ya están en ellos y que tienen que ser acompañados a descubrir y a expresar. En esta compañía educativa, (...) el maestro es aquel con quien el niño siente que se vuelve más grande".
En la actividad se intercambiaron experiencias de trabajo, se identificaron las deficiencias y debilidades del sistema pedagógico salvadoreño, y se evaluaron las afinidades entre el método Reggio Emilia y el nuevo currículo didáctico del país.
Al taller asistieron directores de instituciones educativas, personal del Mined, asistentes técnicos pedagógicos interdepartamentales, profesores y estudiantes del Departamento de Ciencias de la Educación y miembros del equipo UCA-Mined.