Caridad en la verdad

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YSUCA
12/07/2009

La carta encíclica más reciente escrita por Benedicto XVI se titula Caridad en la verdad, y habla sobre el desarrollo humano integral. Se trata de un homenaje a la memoria del pontífice Pablo VI, retomando y actualizando sus enseñanzas sobre desarrollo humano plasmadas en la encíclica Populorum progressio, publicada en 1967.

El papa formula —en principio— una constatación y una necesidad: se constata el hecho de que en el ámbito social, jurídico, cultural, político y económico, la caridad parece irrelevante. El desprecio por la vida humana, la inequidad social, el deterioro de la ecología, etc. obedecen en gran medida a la exclusión de la caridad al momento de orientar la vida personal y social. De ahí la necesidad de unir la caridad con la verdad y la verdad con la caridad. Porque sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo y el amor se convierte en envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente.

Para Benedicto XVI, la unidad de caridad y verdad es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia. Y en lo que respecta al desarrollo en una sociedad con pretensiones de globalización, esa unidad pasa por la justicia y el bien común. Y esto es así, según la letra del documento, porque la justicia es inseparable de la caridad. Ésta, la caridad, exige el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y los pueblos. Veamos algunas formas concretas que propone el papa para poner a producir la unidad de caridad y verdad en el mundo de hoy.

En los números 40 y 45 de la encíclica, se afirma que la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona. La gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores y la comunidad de referencia. En pocas palabras, frente a las graves distorsiones de la economía, se plantea la necesidad de una ética financiera internacional y la responsabilidad social de la empresa.

En los números 34, 35 y 39, Benedicto XVI afirma que el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad. Urge —enfatiza el papa— una apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica caracterizadas por ciertos márgenes de gratuidad y comunión. Es decir, frente a la inequidad social, se exhorta a dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad.

Hablando de los regímenes políticos, se afirma en el número 21 que si bien los Estados pueden adquirir diferentes características, el vínculo entre caridad y verdad demandaría la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz. Por tanto, frente a sistemas políticos débiles, se propugna la fortaleza de la institucionalidad democrática.

En el número 72 se habla del compromiso a favor de la paz. Se dice que tales esfuerzos deben sustentarse en valores fundamentados en la verdad de la vida. Es decir, es preciso escuchar la voz de las poblaciones interesadas y tener en cuenta su situación para poder interpretar de manera adecuada sus expectativas. Frente a los conflictos internos y externos, se promueve el diálogo, escuchando la voz de las poblaciones afectadas.

El número 50 de la encíclica habla de fortalecer la alianza entre ser humano y medioambiente, lo cual ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos. Esta alianza es la respuesta que se propone ante el deterioro del planeta.

Estos son algunos de los desafíos que se plantean en la encíclica Caridad en la verdad para que la unificación del amor con la verdad se constituya en una fuerza transformadora de la realidad. La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva de contenidos sociales.

No está de más recordar que aquí en la UCA tenemos una tradición de la verdad. La Universidad ha procurado que su palabra sea siempre palabra de verdad. Por eso nuestros mártires son llamados mártires de la verdad. Ellos desenmascararon el encubrimiento, fustigaron la trivialización de la realidad y defendieron a las víctimas con la verdad. La encíclica del papa, objeto de nuestro comentario, enriquece esa tradición: una práctica que unifica palabra, solidaridad con los pobres, vida y verdad. La caridad necesita de saberes y de operatividad, de lo contrario puede quedar reducida a buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales y sin incidencia en los proyectos y procesos de desarrollo humano.

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Anónimo
05/02/2019
11:32 am
Me ha empujado a reflexionar de nuevo la Encíclica. Gracias
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