Las expectativas de cambio en el sistema político del país —prometido por Mauricio Funes con su lema de campaña: "Nace la esperanza... viene el cambio"— se podrían venir abajo las próximas semanas si el Presidente acepta la propuesta de los partidos políticos de usar listas abiertas y bloqueadas para la elección de los diputados en las elecciones de 2012. Este mecanismo está en contra del espíritu de la sentencia de la Sala de lo Constitucional, que iba más en la línea de presentar a los electores listas abiertas y desbloqueadas de candidatos, lo que habría significado un avance importante del país hacia la democracia representativa.
Hasta antes de la sentencia de la Sala, el mecanismo de elección era a través de listas cerradas y bloqueadas, por el cual el elector marcaba la bandera del partido sin conocer la lista y el orden de los diputados por los que estaba decidiendo. Con el mecanismo de listas abiertas y desbloqueadas (el caso ideal), los electores podrían seleccionar a los diputados directamente —incluso de diferentes partidos—. Actualmente, los partidos están por proponer listas abiertas y bloqueadas, es decir, solo se podrá elegir diputados dentro de una lista cerrada propuesta por un partido político. Con este mecanismo y con algunos acuerdos —aún desconocidos— entre los partidos, se privilegiará el orden de los candidatos en las listas, regresando así al mecanismo de elección utilizado en elecciones pasadas.
Por otra parte, Funes decidió sancionar la propuesta de las candidaturas no partidarias formulada por Arena y el FMLN; una propuesta que prácticamente imposibilita nuevas formas de participación política. Esto ya lo había anunciado el Presidente en agosto de 2010, cuando mencionó que con la sentencia de la Corte se abría la posibilidad de que el narcotráfico penetrara el sistema político, como que ello no hubiese estado siempre presente al no existir una ley de partidos que haga transparente la financiación de los mismos.
En el caso del sistema económico, Funes no ha intentado hacer cambios en el modelo económico neoliberal del país; se ha conformado con un tímido ajuste fiscal, algunas focalizaciones a los subsidios, la eliminación del drawback a las exportaciones y el anuncio de potenciar asociaciones empresariales público-privadas, entre otros. Por su parte, el FMLN sigue hablando de que es necesario crear un modelo alternativo —cierta especie de "socialismo"— que no elimina a la empresa privada, que se ajusta a la Constitución de la República y que el "pueblo" definirá en algún momento (según calendario griego, quizá).
En resumen, lo que propone el Secretario General del FMLN, en una entrevista reciente a un medio impreso, es una mezcla de todo, totalmente ambigua y dirigida a todo público, muy al estilo de los partidos tradicionales que buscan los votos de los electores para seguir en sus cargos, y por ende, en el poder. A juzgar por las declaraciones de su Secretario General, el Frente no tiene idea clara sobre un modelo económico alternativo para el país.
Así las cosas, el presidente Funes no intentará cambiar al sistema político. Lo más seguro es que la propuesta que preparan los partidos para la elección de los diputados sea aprobada sin observaciones por el mandatario. Si esto se da, las posibilidades de transformaciones y avances en la democracia se cierran para este período presidencial, con lo que se acaba la esperanza y muere el cambio.