Circo sin pan

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Editorial UCA
17/11/2023

En la antigua Roma, los emperadores le entregaban trigo y espectáculos circenses a la población para mantenerla entretenida y controlada. La estrategia nunca perdió vigencia. El “pan y circo” sigue siendo utilizado por líderes políticos en todo el mundo. En el caso salvadoreño, dado que el pan escasea cada vez más en muchas mesas, prevalece el espectáculo. En estos días, el circo se ha montado en torno a un concurso de belleza y la reinauguración de la Biblioteca Nacional. El primero, un evento tan costoso que Panamá, con muchos más recursos que El Salvador, desistió de organizarlo. La propietaria del concurso, la empresa tailandesa JKN Group, compró la marca en octubre de 2022 y se declaró en quiebra a pocos días de celebrarse el evento de este año. El Gobierno de Bukele pagó una cantidad millonaria para que el concurso se realizara acá. Contradictoriamente, se utilizaron recursos públicos para montar un evento elitista en el que el precio de las entradas está fuera del alcance de la gran mayoría de salvadoreños. Miss Universo es parte del show político de la campaña electoral del presidente para una reelección prohibida por la Constitución. El circo desvía la atención o potabiliza una candidatura ilegal.

El otro espectáculo ha sido la inauguración del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional, donado y construido por el Gobierno de China, pero que la mayoría de la población percibe como obra de Bukele. Según funcionarios chinos, la obra costó más de 50 millones de dólares. Los gastos de demolición del edificio anterior, que había sido declarado patrimonio cultural en 2008, han sido reservados por 7 años. Toda biblioteca es un bien social, pero en la presentación de esta primó el culto a la personalidad del mandatario por sobre las bondades del nuevo edificio para la conservación del acervo bibliográfico y la conservación del patrimonio.

Tanto el certamen de belleza como la reinauguración de la Biblioteca le han robado la atención a varios temas en verdad importantes para el país; uno de ellos, la detención en México de Elmer Canales Rivera, alias “Crook de Hollywood”, a raíz de una solicitud de extradición de Estados Unidos, que ya lo tiene bajo su resguardo. ¿Por qué es importante el arresto del Crook? Primero, porque es miembro de la Ranfla Nacional, la estructura de máxima jerarquía de la MS-13. Segundo, porque Estados Unidos solicitó su extradición para juzgarlo por conspiración para cometer actos de terrorismo internacional, conspiración para financiar el terrorismo y conspiración para el narcoterrorismo. Tercero, porque, de acuerdo a investigaciones periodísticas, a pesar de la solicitud de extradición (o precisamente por ello), el Crook fue liberado, conducido y escoltado hacia Guatemala por funcionarios del Gobierno de Bukele, quienes además le proporcionaron un arma de fuego.

Todo lo anterior unido al hecho de que Estados Unidos le ha solicitado al Gobierno salvadoreño la extradición de otros 11 líderes de pandillas, sin que hasta la fecha haya obtenido una respuesta positiva. Esto refuerza la tesis del pacto entre la administración Bukele y los máximos líderes de las pandillas; un pacto que a estos les garantiza protección. La captura del Crook podría demostrar que la narrativa del Gobierno no responde a la verdad. Por eso, mientras más volumen se le suba a los espectáculos, mientras más se deslumbre a la población con fantasías lumínicas y de cartón piedra, menos reparará en las artimañas, abusos y posibles delitos del oficialismo. Todo esto sucede mientras la situación económica de los hogares salvadoreños empeora día a día. La pregunta obligada es hasta cuándo la población preferirá los espectáculos a una atención real a sus condiciones y necesidades de vida, hasta cuánto la diversión contendrá el malestar de una época de penurias.

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