Drogas, armas y teléfonos son algunos de los objetos que ingresan a los centros penales gracias a funcionarios que infringen las leyes y la ética a cambio de dinero. La formación de un nuevo tipo de funcionario es hoy una prioridad de la política que impulsa la Dirección de Centros Penales. La apuesta es reducir la corrupción y crear una nueva cultura de respeto y servicio.