Entre la edición 21 y esta edición de la Brújula Electoral 2017-2018, uno de los temas que han estado presentes en la agenda de los medios de comunicación, la agenda de los políticos y la agenda social, es el de las relaciones entre el alcalde de San Salvador y su partido FMLN. La expectativa general ha girado en torno a la posible salida del primero de las filas del partido y la forma que tomaría dicha salida: si renuncia o expulsión.
A la fecha, pareciera que el FMLN no lo quiere expulsar y él tampoco quiere renunciar. Sin embargo, hay una fecha más allá de la cual ambos tendrán que haber definido un asunto que puede resultar crucial para el futuro de su relación: es el asunto de la inscripción del actual alcalde capitalino como candidato para su reelección en 2018. Esto tiene que ocurrir entre el 5 de octubre y el 18 de diciembre según el calendario electoral del TSE.
Por otra parte, el alcalde Bukele ha manifestado en varias ocasiones sus pretensiones de ser candidato presidencial para 2019. Para la actual dirigencia del FMLN no es la mejor opción y barajan la posibilidad de contar con alternativas que, aunque no sean tan populares como el alcalde, son más aceptables por su disciplina partidista. Si Bukele compite en las elecciones municipales de 2018 y es reelecto, ceteris paribus, solo podrá ser candidato presidencial si la dirigencia del partido termina cediendo ante tal aspiración. En caso contrario, Bukele tendrá que contentarse con seguir siendo alcalde de San Salvador hasta 2021.
En cualquiera de los dos escenarios planteados se torna pertinente la pregunta por la sinceridad de las críticas que Bukele ha hecho a la dirigencia del FMLN y al gobierno de Sánchez Cerén. ¿Está realmente el alcalde por lograr una manera distinta de hacer política en el país o se trata solamente de un discurso con fines electorales? Solo con el paso del tiempo se tendrá respuesta a esta pregunta. En todo caso, la misma está asociada con otras interrogantes: ¿cuenta el alcalde con una correlación de fuerzas al interior del partido como para provocar una renovación o una reingeniería del mismo? ¿Cuenta el alcalde con cuadros políticos que le apoyen en la transformación de la forma de hacer política por parte de los funcionarios de una administración dirigida por él? ¿Dispone el alcalde de una bancada legislativa dispuesta a realizar su función de una nueva y diferente manera, tal como el alcalde quisiera? Ahora bien, si la dirigencia del FMLN no está dispuesta a acompañar semejantes aspiraciones del alcalde, ¿podrá este llevar a cabo esta tarea con otro partido? ¿Existe actualmente una fuerza social que la apuntale? Si las respuestas son realistas y negativas ¿no debería ponerse a trabajar en ello en primer lugar antes que buscar una candidatura presidencial para 2019?