¿Elegirán Fiscal?

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Benjamín Cuéllar
26/11/2012

Cambio Democrático publicó hace poco un comunicado en el que deja clara su posición sobre la acefalía en que se encuentra la Fiscalía General de la República. En resumidas cuentas, este partido —además de seguir esforzándose por alcanzar un acuerdo para salir de esta situación, que pasa por acercar las posiciones del FMLN y Arena— propone retomar la lista de casi cincuenta aspirantes al cargo, inscritos cuando inició este cuestionable y cuestionado proceso de selección; incluir otros candidatos capaces, con experiencia, honorables, con compromiso y méritos; desarrollar luego una "metodología transparente y seria, alejada de cualquier intento oscuro por socavar aún más la institucionalidad democrática del país"; y que Arena presente pruebas de la compra de diputados denunciada.

Si se considera de nuevo la lista inicial y se le agregan otros nombres para mejorarla, se estaría ante el riesgo de dar —como dijo alguien por ahí— "un giro de 360 grados". Porque para dejar atrás los intereses particulares y hacer valer los de la sociedad entera en la elección de una persona idónea para ocupar ese importante cargo, sería necesario exorcizar las sedes de las fracciones parlamentarias partidistas y a casi toda la plantilla legislativa en medio de una sesión plenaria dentro del Salón Azul. Para comenzar a legislar en favor de las mayorías que sufren a diario por la inseguridad y la violencia, la exclusión social y la impunidad, tendrían que expulsar a todos los mercaderes de lo que hoy por hoy no es —aunque debería ser— un templo de decencia, generosidad y compromiso con el país.

Y eso difícilmente ocurrirá mientras no se cambie el procedimiento para elegir al Fiscal y a otros funcionarios de similar importancia, como por ejemplo a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Las consecuencias más terribles de esta realidad deberían comenzar a desatar entre la sociedad una oleada de legítima indignación y vigorosa acción. Pero, lastimosamente, esto tampoco se da al día de hoy. Así que en este escenario, los poderes formales e informales, visibles u ocultos, tienen todo a su favor para superar el entrampamiento como lo han hecho siempre: poniéndose de acuerdo para nombrar a alguien que llene el principal requisito no escrito: dejar intacto lo intocable de uno y de otro bando. Así finalizaron la guerra, pero también le cerraron las puertas a la paz.

De no aceptarse la propuesta de Cambio Democrático y presumiendo que eso separará a este del tristemente célebre bloque de partidos integrado en torno al matrimonio rojo-naranja —que cada vez más muestra lo sólido de su muy conveniente alianza—, es muy probable que Douglas Avilés, una especie de llanero solitario en la Asamblea, niegue su voto para acuerpar a GANA, al FMLN y demás. Y nótese el orden en esta enumeración de partidos, pues es con toda intención. Hace unos días, un parlamentario del FMLN, al ser preguntado si su partido estaba dispuesto a proponer a otra persona para Fiscal, dijo sin rubor alguno que esperaban una propuesta de GANA; propuesta que, para entonces, no se había presentado. Y agregó que en el caso de que la fracción adoratriz de Antonio Saca impulsara a otro candidato, los efemelenistas lo apoyarían, porque a eso se habían comprometido desde abril. Y como no solo fue un diputado quien afirmó eso, está claro dónde quedaron los intereses de las mayorías populares entre las filas de la difunta guerrilla: debajo de los anaranjados.

De no obtener el voto del solitario diputado de Cambio Democrático, el bloque necesita que a dos diputados más les nazca una conciencia que nunca han dado muestras de tener. Ya se logró lo más; puede ser más fácil lo menos. Y para eso, es probable que el bloque deba invertir mucho, porque ese conocimiento interior del bien y del mal, que además entraña un conocimiento reflexivo de las cosas, no se compra en la tienda de la esquina. Vistas así las cosas, el país no tendrá Fiscal General aunque se pongan de acuerdo los grupos poderosos en seleccionar a alguien que no los moleste, o un par de diputados descubran que tienen conciencia para votar junto a la mayoría cimentada en honrar el compromiso adquirido con GANA y en otros arreglos más de fondo. Un verdadero Fiscal General tendrá El Salvador hasta que coloquen en el cargo a quien, entre otras cosas, represente los intereses del Estado y de la sociedad entera, alguien que inicie la acción penal e investigue los delitos sin distinguir quién es la víctima y quién es el victimario. Para eso, se necesita que exista una población activa y exigente que logre, con su indignación y acción, cambiar el actual procedimiento para el nombramiento. Falta mucho, sí, pero hay que empezar...

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