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En algunos sectores de derecha se constata un triunfalismo exacerbado que los hace pensar que en el 2019 ganarían las elecciones presidenciales incluso sin llevar candidato. Este triunfalismo complica a las facciones de este partido ya que todas quieren tener a su representante como el candidato del partido, pues creen que ocupará fácilmente la silla presidencial. No obstante, la victoria para Arena en el 2019 no está garantizada. El entorno de incertidumbre creado por la elección en sí misma, las campañas electorales y la capacidad organizativa de los actores políticos en contienda, pueden hacer que Arena pierda la elección presidencial por tercera vez consecutiva. Al respecto, un lector de esta brújula electoral nos envió la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría con el partido Arena si pierde en el 2019? Es una pregunta difícil de responder pero algunas hipótesis se pueden generar desde la teoría basada en el manejo de la incertidumbre por parte de una organización política.
Ante todo es fundamental tomar conciencia de que los procesos electorales generan un ambiente de incertidumbre que no solo afecta a la marcha del país en lo económico, social y político sino que sus resultados tienen una alta incidencia en la organización de los partidos políticos. Un partido al perder una elección puede entrar en un proceso de desalineamiento partidario (fuga de votantes a otros partidos), desmembramiento del partido en facciones políticas (se crean nuevos partidos y movimientos políticos) y, en casos extremos, el partido perdedor puede desaparecer. No hay que olvidar que a los partidos políticos los crean y los eliminan las élites dirigentes. De acuerdo a Panebianco y Trinidad (1990, pág. 384)1, la forma en que un partido político maneja su interrelación con el ambiente de incertidumbre (la elección presidencial del 2019) depende de dos aspectos: (1) el tipo de institucionalización del partido que puede ser fuerte o débil, y (2) las características que presente la elección frente al partido: estable/inestable, compleja/sencilla y hostil. Veamos cómo estos aspectos podrían influir en Arena bajo el escenario de que pierda la elección presidencial en el 2019.
El primer elemento de análisis tiene que ver con el grado de institucionalización partidaria de Arena. Panebianco establece algunas características que definen a un partido con institucionalización débil, estas son: (a) la cúpula dominante del partido la integran “notables” provenientes de grupos de interés y de poderes fácticos u oligárquicos, b) dentro de la organización política existen grupos fuertes (facciones) que tienen poder y pueden distribuir incentivos como puestos en la organización del partido, c) existe una mayor rotación de la élite dirigente, d) se producen más relaciones clientelares en la organización y, e) tiene una cúpula partidaria poco cohesionada. Es fácil advertir que Arena se ajusta muy bien a estas características. Como es de conocimiento general Arena disimula con elecciones internas la selección de su cúpula partidaria (el Coena) pero en esas elecciones se muestran las facciones que existen en el partido y los grupos de poder oligárquico que están detrás de ellas. Así por ejemplo, el anterior Coena fue dirigido por un “gerente” del grupo Poma y, el actual “gerente” proviene del sector financiero cercano al ex presidente Cristiani. La institucionalidad de Arena es tan débil que desde hace un año los medios de comunicación le están imponiendo como candidato a Calleja y, por el lado de la ASI -un grupo de interés ligado a empresas industriales- le tratan de imponer a Simán. También es evidente en Arena un continuo cambio de reglas: cambios en los estatutos del partido, regulaciones para evitar la fuga de diputados y alcaldes hacia otros partidos y los “ensayos” de ejercicios de democracia interna que ocasiona una rotación permanente en la dirigencia del Coena. Todas estas acciones no son más que síntomas de un problema mayor en Arena: su débil institucionalización como organización partidaria. El Coena no tiene en sus manos la conducción ideológica del partido, esta función la han perdido desde hace varios años, de tal forma que son los grupos de interés como Fusades y la ANEP, los medios de comunicación impresos y de TV los que terminan decidiendo e imponiendo candidatos a este partido. Esta institucionalización débil en Arena le complica el manejo acertado de las incertidumbres que ocasionan los eventos electorales y, por lo tanto, se puede establecer que este partido tiene una alta vulnerabilidad a fragmentarse en facciones al perder elecciones, como ya ocurrió años atrás cuando surgió el partido GANA.
El segundo elemento de análisis tiene que ver con el ambiente electoral el cual puede presentarse como estable/inestable, complejo/sencillo y hostil. La historia de las elecciones presidenciales en el país indica que, en general, son determinadas por los votantes fieles de los partidos; sin embargo, cada vez hay una mayor cantidad de votantes de opinión que si logran ser movilizados pueden cambiar de un día a otro los resultados de la elección. En el 2014 el FMLN sacó una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre Arena en la primera vuelta; sin embargo, en la elección de balotaje el FMLN ganó con un margen de votos bastante pequeño lo que indica que Arena logró movilizar más del 10% de los votantes de opinión a su favor. En la actualidad, la falta de credibilidad en los partidos políticos, el desalineamiento partidario en los partidos de derecha y el aumento en los niveles de abstención harán que aumente el porcentaje del voto de opinión en el país. Por lo tanto, se espera que en el 2019 haya una mayor fluidez electoral lo que convertirá el ambiente electoral en inestable tanto para Arena como para el FMLN.
El ambiente electoral se vuelve complejo cuando un partido tiene competencia a nivel ideológico por su “territorio de caza”, entendida este como la base social de votantes potenciales a un partido. Por ejemplo, Arena en el 2014 tuvo competencia con el Movimiento Unidad (coalición de partidos de derecha) por lo que su ambiente en esa ocasión fue complejo para Arena ya que estuvo en juego la posibilidad de que perdiera su “territorio de caza”. Ahora para el 2019 podrían ocurrir dos situaciones: la primera es que los partidos pequeños de derecha (GANA, PCN, PDC y otros) se unan a Arena para derrotar al FMLN y, la segunda, es que los partidos pequeños de derecha formen una coalición para entrar en competencia por el “territorio de caza” de Arena. En el primer caso el ambiente será sencillo para Arena mientras que en el segundo caso será un ambiente complejo para Arena similar al que enfrentó en el 2014.
Finalmente, Panebianco y Trinidad establecen que cuando el ambiente de incertidumbre es inestable y complejo, se amenaza el interior de la organización política e influye principalmente en el debilitamiento de la cohesión de la cúpula del partido. Es decir, en caso de que Arena pierda en un ambiente complejo e inestable lo más inmediato que ocurrirá es un reemplazo de la cúpula del partido, como ya ocurrió en el 2014. Sin embargo, la situación para el 2019 será más complicada para Arena ya que enfrentará además un ambiente hostil que pondrá a prueba su supervivencia como partido. Si Arena pierde por tercera ocasión en condiciones de institucionalización débil lo más seguro es que surgirá un nuevo partido conducido por las nuevas élites de derecha que desde ya conducen la ideología del partido, le imponen candidatos, promueven reformas al sistema electoral, controlan la información y comunicación política y, se podría decir que muy poco les falta a estas élites para dirigir totalmente a este partido. Así las cosas, la fórmula Nayib-FMLN para el 2019 podría crear un ambiente hostil para Arena que en condiciones de una institucionalización débil amenazaría la supervivencia de Arena como partido.
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1 Panebianco, A., y Trinidad, M. (1990). Modelos de partido: organización y poder en los partidos políticos. Madrid: Alianza editorial.
