El Salvador del siglo XXI es una muestra de cuáles son los resultados de la implementación de las "recomendaciones" de política económica iniciadas con la llegada de Arena al poder en 1989, e incluso "pactadas" con la firma de los Acuerdos de Paz de 1992, al no incluir el tema del sistema económico capitalista dentro de las negociaciones al respecto. De esta manera se inicia el proceso de penetración del modelo económico neoliberal en el país y es la mayor parte de la población salvadoreña la que vive en carne propia los resultados adversos de dicho modelo, así como también ha sufrido las crisis que durante los últimos diez años ha venido padeciendo el modo de producción capitalista. Por tanto, se hace necesario echar una mirada a lo que aconteció en la última década del siglo pasado y comprender lo que actualmente es el neoliberalismo salvadoreño, que se resiste a cambiar pese a que se ha diagnosticado que padece de una enfermedad terminal que lo hará morir irremediablemente.
En el conjunto de documentos disponibles, llama la atención uno en particular, elaborado en 1999 por Roberto Rubio-Fabián, economista y actual director de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo (Funde). El escrito, titulado "Las ciencias económicas en la antesala del siglo XXI: abriéndole las puertas a un nuevo paradigma", quizá olvidado por muchos analistas o, peor aún, nunca consultado, se publicó en la revista de Funde Alternativas para el desarrollo, en su edición número 62. En este artículo, el autor enfatiza la necesidad de un nuevo paradigma para las ciencias económicas frente a un "pensamiento económico predominante" y expone cómo de este surgen las políticas económicas de corte neoliberal, que a su vez implican un retroceso en las ciencias económicas. Plantea además que los programas de estabilización económica (PEE) y los programas de ajuste estructural (PAE) son evidencia de la implementación del modelo neoliberal. Estos programas, aplicados no solo en El Salvador, sino también en gran parte del mundo, son una muestra de cómo se implementó el Consenso de Washington.
En otro documento, pero de 1993, "Análisis crítico a la gestión macroeconómica predominante: la universalización de la política económica neoliberal", Rubio destaca en sus primeros párrafos que la "teoría económica, la economía aplicada, la política económica, la econometría (...) han sido ‘impregnadas’ de libre mercado, ventajas comparativas, interdependencia, competitividad, centros de investigación, universidades, partidos políticos, sindicatos, etc. (...) En efecto, del pensamiento neoliberal han germinado ‘recetas universales’ supuestamente válidas para todos los espacios y tiempos" (p. 1). No hay esfera social que haya escapado al influjo del modelo neoliberal, que llegó para quedarse.
Dado que las características particulares de los países han impregnado al modelo neoliberal, aplicar la "receta universal" para mantener en operatividad el modo de producción capitalista ha requerido de distintas formas de intervención del Estado, actor fundamental que legitima y promueve las acciones de corte neoliberal, pero que muy pocas veces ha intervenido para mitigar sus efectos. Ningún PEE o PAE hubiese sido posible en ningún país o región del mundo sin el accionar del Estado. De acuerdo a Rubio (1999), en El Salvador, las acciones económicas de los últimos veinticuatro años estarían influidas más por el "catecismo económico" neoliberal que por la teoría económica, "y lo que es peor aún, los ha alejado y ‘desconectado’ de los problemas y desequilibrios estructurales de la economía" (p. 17).
Es obvio que los resultados y la situación económica actual del país obedecen a todas las decisiones tomadas con anterioridad, tanto las de los últimos cuatro años de gobierno (como la firma del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea o la Ley de Asocios Público-Privados) como las de los veinte años que gobernó Arena, durante los cuales se implementó el neoliberalismo. En 1999, Rubio ya nos planteaba los efectos del modelo con acertada anticipación: "La política económica [neoliberal] predominante ha hecho una gestión inadecuada de las relaciones y de la organización socioeconómica existente. Lejos de contribuir a un mundo más justo y equitativo, ha fomentado la concentración de la riqueza y favorecido la expansión de la pobreza; lejos de fortalecer las capacidades productivas y el empleo, los ha debilitado; lejos de proporcionar una economía mundial sólida y estable, le ha inyectado altas dosis de fragilidad e inestabilidad; lejos de revertir las tendencias depredadoras en contra de los ecosistemas, las ha avivado; lejos de favorecer la transparencia, sanidad y efectividad de los mercados, los ha nutrido de oscuros, enfermizos e ineficientes agentes (llámense mafias, redes, bandas), y elevado los costos de las transacciones (por la violencia, por la corrupción)" (p. 21).
La crítica situación económica actual, resultado de lo antes descrito, requiere "un cambio de paradigma", lo que "supone un modo nítidamente nuevo de enfocar antiguos problemas", como Marilyn Ferguson (1994) afirma en su libro La conspiración de Acuario, del cual también Rubio (1999) hace mención. En este punto es que la academia, con su delicada responsabilidad de formar a las nuevas generaciones, tiene la obligación de dar a conocer a las mentes jóvenes las distintas teorías económicas, para que puedan comprender el origen de los hechos económicos de la historia de la humanidad, y especialmente en El Salvador; ya sea acciones que han triunfado (las menos) o fracasado (las más). De lo contrario, no se tendrán herramientas y categorías pertinentes para dar explicación a la realidad, tan cambiante y abrumadora que supera con creces a cualquier teoría de cualquier disciplina.
Por tanto, para responder a la pregunta de si ha existido el neoliberalismo en El Salvador, es necesario el estudio de diferentes autores y distintas teorías. Un estudio que permita tener elementos para la creación de nuevos paradigmas, que posibilite formular respuestas efectivas a los múltiples problemas generados por las decisiones tomadas bajo la influencia de un pensamiento único dominante. Si la academia quiere participar en la construcción de un nuevo paradigma, debe tomar en cuenta las propuestas de pensadores y pensadoras que se negaron a seguir el "catecismo económico", a fin de retomar críticamente las mejores ideas —heterodoxas por concepción—. Ante el neoliberalismo, no hay una respuesta única y universal, sino diversas respuestas multidimensionales, que al lograr un consenso mínimo podrán dar soluciones a los grandes problemas económicos de la nación.
A pesar de esto, algunos analistas económicos de El Salvador, que logran espacios en los grandes medios de comunicación y que en muchos casos defienden el sistema capitalista y sus medidas económicas, no logran ver cómo el "catecismo económico" (por ejemplo, el Consenso de Washington) se impuso a través de los PEE/PAE y de otras medidas complementarias. Es una pena que esos mismos analistas consideren que un estudio con enfoque heterodoxo es un "rezo de viejas ideas" que no contribuyen a comprender la situación actual de la economía salvadoreña.