La sabiduría popular indica que es mejor resolver los conflictos entre los que entienden del problema antes de que terminen decidiendo los de traje negro, es decir, abogados que sin comprender a plenitud el conflicto, arreglan las leyes de tal forma que terminan defendiendo y protegiendo al poderoso. Algo parecido ha pasado con la resolución de la Sala de lo Constitucional sobre el Sitramss. Este proyecto puede tener problemas de diseño y de ejecución, pero es el mejor hasta la fecha para buscarle solución al grave problema del transporte público de San Salvador. No es poca cosa el mal que han hecho los magistrados; y detrás de su resolución parecen esconderse intereses políticos.
Con el Sitramss, la calidad de vida había empezado a mejorar para muchos obreros de Soyapango y zonas aledañas, que antes pasaban horas en buses deplorables, inmersos en la contaminación del aire de la ciudad, sufriendo atascos, música estridente, robos y atropellos. A los de traje negro, que viajan en vehículos de lujo a costa del Estado, les llevó poco tiempo definir lo que entienden por "uso público" y "cosa pública", y terminaron defendiendo los intereses de los empresarios del transporte chatarra y de los ciudadanos que circulan en vehículos propios.
No hay que olvidar que el pésimo transporte público que tenemos en el país ha forzado a mucha gente a comprar vehículos chocados traídos de EE. UU., a tal grado que El Salvador se ha convertido en una especie de vertedero vehicular del país del norte. Con su resolución, los magistrados desconocen los problemas ambientales ocasionados por el aumento desmedido del número de vehículos en malas condiciones que circulan por la ciudad. Ahora es más evidente el lugar desde donde legislan los magistrados. Ya antes habían anulado el FONAT, gracias a lo cual sigue la práctica de negociar por menos de $500 dólares a los fallecidos en accidentes de tránsito. Vivimos en un país que atropella al débil.
Los magistrados parecen ignorar que ordenar el territorio de la ciudad consiste en romper los desequilibrios ocasionados principalmente por la desigual distribución de la riqueza. Ordenar el territorio implica hacer que la mayoría pueda desplazarse por la ciudad en un transporte seguro, que la gente tenga acceso rápido a hospitales, escuela y lugar de trabajo, independiente del lugar en el que reside. El Sitramss es parte de un proyecto de ordenamiento del territorio que busca, en esencia, la igualdad de movilización en la ciudad. Si queremos romper los desequilibrios, la aspiración de nuestra sociedad debería ser que las mayorías tengan una vida digna y de calidad, y esto pasa por que puedan acceder a los servicios de la ciudad en un transporte digno. Solo así se logrará la igualdad de las personas ante la ley.