¿Qué hacer con el subsidio a la energía?

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Willian Marroquín
19/05/2009

Los subsidios para el agua, la energía, el gas licuado y el transporte público fueron manejados por Arena de manera irresponsable y con fines políticos, como un medio para mantenerse en el poder indefinidamente. Aunque no se niegan los beneficios de los subsidios a la población, la forma en la que han sido administrados los hace insostenibles financieramente en el tiempo. A esto hay que agregar los conflictos permanentes del Gobierno con las distribuidoras de energía eléctrica, el sector transporte y las empresas distribuidoras de gas, entre otros. Las consecuencias de esta mala administración de los subsidios las estamos viendo cada día en las noticias de los diferentes medios de comunicación, a tal grado que ahora nos encontramos con un país casi en quiebra.

Para el caso de la energía eléctrica, este día La Prensa Gráfica publica lo siguiente: "En riesgo subsidio a la energía para 825,000 hogares", y agrega que "el Gobierno debe $25 millones a las distribuidoras. Si no se les paga, aplicarán la tarifa plena a partir de la factura de junio". En esta nota periodística se refieren a las familias que consumen debajo de 99 KWh, el último grupo de usuarios  con subsidio vigente. En marzo, el Gobierno dejó de subsidiar a una parte de los consumidores, cuyas tarifas se habían mantenido congeladas por un año de manera irresponsable y con fines electorales. Esta mala decisión hizo que el Gobierno recurriera a fondos de la CEL para pagar el subsidio generalizado, lo que llevó casi al colapso financiero a esta autónoma y a más endeudamiento del país para pagar a las distribuidoras el no incremento de las tarifas.

 Número de consumidores a junio de 2008, según SIGET

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KWh

Número de clientes

Porcentaje

Consumo cero

11,206

0.87

Consumo > 1 y < 49

352,844

27.43

Consumo > 50 y < 99

463,249

36.02

Consumo > 100 y < 199

319,015

24.80

Consumo > 200 y < 300

78,275

6.09

Consumo > 301

61,670

4.79

Total residencial

1,286,259

100


Como se observa en la tabla, 816,093 familias (63.45%) reciben aún el subsidio, lo que representa alrededor de 55 millones de dólares al año que salen del Ministerio de Hacienda. Según el estudio de Fusades "Análisis y rediseño de los subsidios en El Salvador", el subsidio para las familias que consumen debajo de 99 KWh tiene un error de exclusión del 30% y un error de inclusión del 51%. Es decir, el primer error (de exclusión) significa que 30% de familias pobres que consumen arriba de 99 KWh no están siendo cubiertas por el subsidio; y el segundo (el de inclusión), que la mitad de los que reciben el subsidio actualmente deberían de estar fuera del mismo. En otras palabras, existen 416,206 familias que gozan del subsidio y tienen capacidad financiera para pagar la tarifa plena; y existe un aproximado de 244,827 familias que deberían ser beneficiadas, pero que en este momento están fuera del subsidio.

Ante esta situación, lo más lógico es eliminar el subsidio a ese primer sector residencial e invertir los 55 millones anuales en llevar energía a las familias que no tienen acceso a energía eléctrica, principalmente en el área rural. Al observar los niveles de consumo de la tabla y asumiendo un valor de $0.14 por KWh, las familias por debajo de 49 KWh (352,844 familias) pagan alrededor de 4 dólares con el subsidio, y sin éste pagarían 8 dólares como máximo; mientras que en el siguiente nivel de consumo, de 50 a menos de 99 KWh (463,249 familias), los valores máximos de pago con subsidio y sin subsidio andarían respectivamente en 7.5 dólares y 15 dólares, respectivamente.

Según el estudio "Caracterización del mercado de energía rural", elaborado por el consultor H. Rodríguez para el Ministerio de Economía, en el área rural se cuentan alrededor de 172,699 familias sin energía eléctrica. De ellas, 28,317 se encuentran a menos de 300 metros de la red eléctrica y 144,382 se encuentran a más de 300 metros de la red. Si de verdad se quiere ayudar a los más pobres, es mejor invertir los 55 millones de dólares anuales en llevar energía a estas familias. Según cálculos de Ismael Sánchez, en su publicación "Energy report" para El Salvador del año 2005, el costo de extender la red eléctrica oscila entre 14 mil y 18 mil dólares por kilómetro. Esta es una inversión factible de realizar con el gasto actual del subsidio, pero que usualmente las empresas distribuidoras no están dispuestas a cubrir.

Toda decisión tiene sus implicaciones a favor y en contra. En las condiciones actuales del subsidio al sector residencial, es mejor eliminarlo y focalizar el dinero destinado para este fin (55 millones) a llevar energía a los que no la tienen, principalmente en el área rural. Si los votos pesan más que las familias pobres, el nuevo Gobierno seguirá con el esquema actual de subsidios, el cual, además de injusto, no es sostenible con las condiciones financieras actuales. Ahora, si las familias pobres tienen prioridad, se debe invertir el dinero del subsidio en extender la red eléctrica para llevarles energía. La ventaja en la coyuntura actual es que los votos ya no tienen la importancia que tenían antes de las elecciones.

 

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