Los procesos electorales en El Salvador suelen presentarse, por los medios de comunicación, como "carreras de caballos", en los que la prensa pone a sus candidatos preferidos a la punta de la carrera aunque estos no vayan tan bien en las preferencias del electorado. Esto sucedió recientemente con la última encuesta de LPG datos en la cual se destaca como presidenciables a Bukele con un 21.6 % y a Calleja con un 3.3% de preferencias. Esto me remite a la pregunta frecuente de los lectores de esta Brújula Electoral acerca de ¿Quién define los resultados de una elección presidencial en El Salvador: el candidato o el partido?, adelantándome un poco, mi opinión es que los resultados finales los definen principalmente los partidos políticos. Y si esto es así entonces ¿Para qué sirven los candidatos? pues bien, este artículo se dedica a responder a estas inquietudes.
Lo primero que hay que decir es que en El Salvador no hay estudios científicos que nos permitan determinar con precisión qué parte del resultado de una elección se atribuye al candidato y qué parte al partido político. Sin embargo, sí hay estudios en otras latitudes sobre este problema, por ejemplo Harrop y Miller (1987) indican que el "giro electoral" o efecto neto en votos de los candidatos a presidentes en las elecciones de los EE.UU. anda entre un 5% y 8%. También un estudio de Bellucci, Garzia, & Lewis-Beck (2013) concluyó que para las elecciones de Italia del a;o 2006, el giro electoral debido al candidato Berlusconi fue del 4%. En El Salvador, con un sistema político estable que tiende al bipartidismo, el resultado del giro electoral de los candidatos debería andar en esos órdenes de magnitud, es decir, se puede establecer que los candidatos a presidentes en nuestro país aportan menos del 8% de los votos finales de una elección. Este dato es bastante optimista y debería hacer reflexionar a los medios acerca de concentrar mejor su aporte a la sociedad con el análisis profundo de los problemas del país y en propiciar una discusión nacional sobre cómo los grandes partidos deberían dar solución a los mismos. Esto sería más útil que seguir viendo el proceso electoral como una carrera de caballos.
El problema de encontrar el factor que determina el voto en el país no es sencillo de abordar, ya que entre el partido y el candidato que se selecciona siempre existe una relación recíproca, en la que ambos se influyen. Por un lado el partido termina convenciendo a sus simpatizantes de que el candidato designado es la opción más adecuada, y, a su vez, el militante termina convenciéndose de que el candidato elegido por su partido coincide con el de su propia opinión. De la misma manera, las propuestas de gobierno y el tipo de campaña electoral son definidas por los partidos políticos de tal manera que identificar el factor determinante del voto de los ciudadanos es complicado debido a las múltiples relaciones recíprocas que se establecen entre el partido y el candidato designado.
El Iudop ha explorado este problema y realiza la siguiente pregunta en sus encuestas: “Para usted, ¿qué aspecto es el más importante al momento de decidir por quién votar?”). Los resultados a esta pregunta para las últimas tres elecciones presidenciales se muestran en la Tabla 2. Se observa que los ciudadanos prefieren para decidir su voto las propuestas de gobierno (32.50% a 54.90%) y castigan a las campañas electorales (3.7% a 4.6%). Y en cuanto al candidato y la simpatía por el partido prefieren ligeramente al partido (17.9% a 20.6%) por sobre el candidato (15.5% a 28.9%) en las últimas tres elecciones. Si pensamos en que las propuestas de gobierno y las campañas son definidas por los partidos políticos, se podría concluir que efectivamente el factor más determinante del voto en El Salvador son los partidos políticos.
También lo que piensan los ciudadanos de sus candidatos antes de la elección ha sido investigado por el Iudop con la pregunta: “Si usted tuviera que escoger entre candidato A y candidato B para presidente, ¿a quién escogería?”. Los resultados a esta pregunta se presentan en la Tabla 1, junto con los resultados finales de la elección (% de votos) para las tres últimas elecciones presidenciales. Se puede observar que en los resultados de la elección se terminan imponiendo los partidos y se desdibuja la selección de candidatos hecha previamente por los ciudadanos. Por ejemplo, para el 2009, las preferencias por Funes para presidente andaban por el 56% antes de la elección y el FMLN obtuvo 52.22% de los votos; mientras que las preferencias por Ávila andaban por el 35.3% y al final Arena obtuvo el 48.68% de los votos de la elección presidencial. Conclusiones similares se obtienen para el 2004 y el 2014. Así las cosas, aunque no hay estudios específicos en el país que determinen el giro electoral proporcionado por los candidatos, los datos disponibles en las encuestas del Iudop nos estarían indicando que al final son los partidos políticos los que definen las elecciones y no los candidatos.
Para finalizar retomo la segunda pregunta de este artículo ¿Para qué sirven los candidatos? si al final de cuentas son los partidos los que terminan definiendo las elecciones. Aquí es pertinente recordar las tres etapas del proceso electoral que ya he tratado en otros artículos de la Brújula Electoral: 1) la formación de la identidad partidaria, 2) la elección del partido a votar, y 3) la movilización para que el votante efectivamente vote por su partido elegido. El candidato ayuda en la formación de la identidad partidaria del votante nuevo; asimismo, con sus propuestas, puede ayudar en la selección del partido a votar con los votantes de opinión. Sin embargo, el mayor aporte del candidato está en movilizar a los electores para que efectivamente voten por su partido. Por lo tanto, es la capacidad de movilización social que tenga el candidato la que termina haciendo que su partido gane. A estas alturas de la pre campaña electoral es Nayib Bukele el que tiene la mayor capacidad de movilización de electores frente a Calleja, pero advierto los candidatos no son los determinantes principales del voto en el país.