El Salvador está en campaña electoral anticipada. Los partidos políticos han listado a sus pre-candidatos. Todos han hecho del proceso un trámite, puesto que son las cúpulas partidarias las que ya tienen decidido a quién colocarán en la palestra. La transparencia que exige el proceso sigue siendo una asignatura pendiente, mientras tanto se consolida la corrupción a todos los niveles y la acriticidad de los militantes.
En este contexto electoral, los partidos se aprovechan de lo que haga falta para posicionarse en las preferencias electorales. Y para ello distorsionan la realidad. La sabiduría humana sostiene que “contra la realidad no hay argumentos”.
Por una parte, el Ejecutivo, en el informe de su tercer año, careció de sinceridad para hablar de sus aciertos y desaciertos. Se empeñó en presentar el país de las maravillas. “Estamos construyendo un país más productivo, educado y seguro”, afirmó el Sr. Presidente. Pero no solo eso, sino que se valió de líderes religiosos para legitimar su discurso: “Tenemos razones para estar optimistas en este tercer aniversario. El país ha recibido muy buenas noticias. Una de ellas, la elección de Monseñor Gregorio Rosa Chávez como cardenal de la Iglesia, para quien pido un caluroso aplauso. Esperamos otras buenas noticias respecto al proceso de canonización del beato Oscar Arnulfo Romero y la beatificación del padre Rutilio Grande, hechos que nos invitan a la reconciliación, unidad y la paz”.
La deshonestidad de estas palabras radica en que la percepción que se tiene del gobierno no es la de un país de maravillas, puesto que, según los sondeos de opinión, esta posee un “clima permeado por el descontento y el malestar ciudadano” y “por la percepción de una extendida corrupción en las esferas estatales”. Esta corrupción no se quiere erradicar con honradez. El Ejecutivo tiene en sus filas a un expresidente asilado y a funcionarios acusados de corrupción, que no han trasparentado ante la población su capital actual. Asimismo, la deshonestidad también está en que no es conciliable la personalidad de estos líderes con lo que en materia de trasparencia y seguridad hace el Ejecutivo. Se aprecian los gestos de educación, pero estas figuras no empalman con una realidad en la que el gobierno vuelve a caer en el error de matar a sus ciudadanos para luego afirmar que estamos en un país seguro. La seguridad de un país no se consigue con derramamiento de sangre. La paz tan ansiada no se cimenta con sangre de los pobres. El mismo Mons. Rosa pedía que hay que en este tercer año de gestión se deben “hacer análisis serios y objetivos, pensando en el futuro y sin intereses”.
Por otra parte, Arena cree que este descontento y malestar de la población le favorece en las preferencias electorales. Al contrario, lo que la población quiere decir es “sálganse”, pues estos partidos tradicionales creen que el voto de los ciudadanos es autorización para robar y matar. Este partido, entre otras cosas, no admite con honradez que su fundador fue el asesino de Mons. Romero, que en sus filas están los principales responsables de crímenes de la humanidad y que los grandes ladrones de las arcas del estado están también en su partido. Ello no se puede ocultar. Deben pedir perdón y aceptar la realidad.
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1 Ver discurso del Sr. Presidente Sánchez Cerén en: http://www.presidencia.gob.sv/. Consultado el 6 de junio 2017, 9.40 am.
2 Ver www.uca.edu.sv/iudop/wp-content/uploads/BOLETIN-2017-3.pdf. Consultado el 6 de junio 2017, 11.50am.
3 Ver http://www.diariocolatino.com/. Edición 5 de junio 2017. Consultado el 6 de junio, 12.30.