Elecciones 2018, ¿callejón sin salida?

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Como van las cosas, las elecciones de diputados a la Asamblea Legislativa parecen plantear a los salvadoreños un “callejón sin salida”. Después de tres años de gestión del segundo gobierno del FMLN, la crispación política tiene estancado al país porque los dos principales partidos tienen sus ojos puestos más bien en el resultado electoral que en la solución de los principales problemas que desde hace varios lustros aquejan al país. Arena está empeñada en hacer fracasar al gobierno, con la esperanza de retornar al control del Ejecutivo. El FMLN está empeñado en culpar a Arena, la empresa privada, Fusades y la Sala de lo Constitucional de sus problemas financieros especialmente.

Los protagonistas de las elecciones internas en los partidos no parecen hacerse cargo de este asunto. Las dirigencias o cúpulas de los partidos parecen más interesadas en cumplir con el trámite que en realizar verdaderos debates internos entre precandidatos acerca de cómo salir del callejón sin salida al que ellas mismas nos han conducido. Estamos perdiendo una oportunidad para renovar, desde dentro del sistema de partidos, a una clase política que está hundiendo al país en un foso cada vez más profundo. Dentro de pocos días los partidos políticos van a cumplir con el rito, por no decir con la pantomima (porque hará falta verdadera competencia), de nombrar a sus candidatos mediante voto secreto de sus militantes. En el caso de los candidatos a diputados no hay señales que resulte alguna novedad significativa. Si alguno de los actuales diputados no competirá en las elecciones de 2018, muy probablemente será porque de antemano decidió no buscar la candidatura.

Para los potenciales electores de 2018, que no son militantes partidistas, el panorama resultante es poco motivante. Las acusaciones mutuas de falta de transparencia y corrupción entre Arena y FMLN provocan más confusión y desaliento hacia la política. El silencio o la complicidad de GANA, PCN y PDC no les convierten en opción de cambio. Con menos bulla que los primeros, estos últimos también están entretenidos con sus elecciones internas sin que allí se vea tampoco alguna señal de cambio para que estos partidos dejen de bailar al son los más grandes.

Así las cosas, la única alternativa posible de modificar el statu quo tendrá que venir, por un lado, de fuera de estos cinco partidos; y, por otro lado, de una movilización ciudadana que produzca el relevo de la clase política actual. Si por la comodidad, o por desafección, estas iniciativas no se producen no habrá duda que el país habrá llegado a un “callejón sin salida”.

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