Elecciones internas, ¿democráticas?

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De acuerdo con la Ley de Partidos Políticos, la selección de candidatos a cargos de elección pública debe llevarse a cabo mediante procesos electorales al interior de los partidos políticos. Con ello se pretende evitar que sean las dirigencias partidistas las que deciden quiénes serán los candidatos de cada uno de los partidos. En la actualidad, los partidos salvadoreños legalmente inscritos están en plena campaña para decidir quiénes serán sus candidatos para las elecciones de concejales municipales y diputados en 2018.

Como todo ejercicio primerizo, los procesos de elecciones internas que están llevando a cabo los partidos podrían adolecer de errores por la respectiva falta de experiencia. En este sentido habrá que tener alguna dosis de tolerancia al momento de hacer una evaluación sobre la calidad de la gestión de dichos procesos. Pero hay algunos asuntos sobre los que vale la pena echar una mirada a su implementación pues, más que errores podrían ocurrir algunos hechos que indiquen algún nivel de manipulación o burla al espíritu de la Ley. El primero de estos asuntos tiene que ver con la elaboración del registro de militantes. ¿Están todos los que deberían estar inscritos? ¿Se está respetando el derecho que tienen los militantes para que se inscriban cómo candidatos o para que puedan elegir a los que gozan de sus preferencias?

El segundo asunto al que hay que prestar la atención tiene que ver con los procedimientos de inscripción de candidatos para las elecciones internas. ¿Hay indicios que habrá una competencia real, por ejemplo entre dos o más candidatos para alcaldes o diputados? ¿o más bien hay indicios que habrán elecciones internas de un solo candidato?

Algunos dirigentes partidistas han hablado de la posibilidad de coaliciones para las elecciones de 2018. ¿Cómo se elegirán los candidatos en tal caso una vez que ya los partidos realizaron elecciones internas? ¿Dónde quedaría entonces la decisión de los militantes? ¿Puede la dirigencia partidista pasar por alto tal decisión al negociar una coalición electoral cuyos candidatos no fueron sometidos a elecciones internas?

Por supuesto que hay más asuntos que se pueden traer a colación. Los mencionados son solo una muestra de “puntos débiles” que podrían desvirtuar una incipiente democratización de la selección de candidatos. ¿Qué hace el TSE para garantizar la calidad democrática de las elecciones internas de los partidos?

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