Elecciones internas e incentivos selectivos

0

Los partidos políticos están en plena realización de sus elecciones internas para designar a sus candidatos a diputados propietarios de la Asamblea Legislativa y Alcaldes. Estará pendiente la elección de candidatos a diputados suplentes, a síndicos y demás puestos en los concejos municipales. De paso hay que decir que el TSE no ha dado señales claras de estar supervisando estos procesos para su correcta realización, a pesar de que ha habido denuncias de algunos militantes partidistas de violárseles su derecho a postularse como precandidatos.

Las campañas proselitistas al interior de los distintos partidos no se han basado en cuestiones sustantivas y ni siquiera en cuestiones procedimentales relacionadas con la forma de hacer política de los que actualmente ostentan los cargos en disputa. Un ejemplo de estas cuestiones es el de la transparencia y combate a la corrupción en el ejercicio de los cargos públicos. Es un asunto de interés nacional, sin duda, muy colocado en la agenda mediática también, pero no parece ser tema de discusión dentro de los partidos. Las campañas proselitistas han estado n girando más bien en torno a la figura de los precandidatos.

La nominación como candidato a un cargo de elección popular es un incentivo selectivo para los militantes partidistas, como lo es también recibir ayudas en forma de paquetes agrícolas, créditos, paquetes escolares, empleo público, etc. Estos incentivos “materiales” constituyen una moneda de cambio en el intercambio político entre dirigentes y militantes. Los primeros aportan los incentivos y los segundos retribuyen con lealtad. Una relación basada en este tipo de intercambio es una relación clientelar. Los militantes son clientes antes que ciudadanos libres y autónomos. Actúan sobre la base de raíces materiales.

Es obvio que no todos los militantes pueden optar a cargos de elección popular. Es una cuestión de números. No hay “hueso” para todos. Así que la relación entre dirigencia y militantes tiene que basarse también en otro tipo de incentivos que podrían denominare “espirituales”. Los dirigentes ofrecen ideología y sentimiento de identidad partidista a cambio siempre de lealtad. Los líderes promueven un discurso para cohesionar a los militantes a su alrededor haciéndoles sentir que forman parte de un cuerpo mayor, al cual pueden aportar su esfuerzo, su amor, su lealtad. La entrega al partido, la creencia en lo que dicen los dirigentes, está basada en el compartir determinados valores. Es una acción con raíces espirituales.

La masa de militantes partidistas está conformada mayoritariamente por militantes “creyentes” en su dirigencia. Creen que lo que mueve al partido son valores. Los menos, son militantes que se mueven por los incentivos materiales que reciben. Pero, ¿hasta dónde viven los valores que el discurso partidista promueve?

Lo más visitado
0