El 27 de abril falleció nuestro querido maestro y compañero de trabajo José Fredy Villalta. Su labor académica y profesional fue extensa y, sobre todo, de mucha calidad. Fue miembro distinguido del Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE); el profesor salvadoreño más reconocido y respetado por esta gremial internacional. Sin duda, un verdadero maestro de la ingeniería eléctrica que combinaba la teoría y la práctica. Recuerdo que siendo su alumno, cuando terminamos los primeros capítulos del libro de Vincent del Toro, nos dijo que ya estábamos listos para reparar cualquier motor o generador. Para el Ing. Villalta, la clave y el éxito de la técnica estaba en conocer y entender a fondo la teoría eléctrica.
El Ing. Villalta fue decano de Ingeniería y Arquitectura, profesor de conversión de energía electromagnética y de máquinas eléctricas, asesor de diversas tesis de graduación, profesor invitado en universidades y gremiales profesionales de Centroamérica y el Caribe, y jefe de proyectos de infraestructura en la UCA. Desde su oficina de proyectos se dirigió y ejecutó la construcción de los edificios del ICAS, “D” y “Jon de Cortina”. Obtuvo en su carrera profesional los premios más importantes que otorgan las diversas gremiales de ingenieros del país (Asimei, Fesiara, ASIA, etc.). Cualquier lista de logros profesionales de Fredy Villalta se queda corta, y sin duda a mí se me han quedado muchas cosas que él hizo en su ejercicio profesional.
A esto debo agregar la rectitud, honestidad y calidad humana con la que desempeñaba su trabajo en la UCA. El Ing. Villalta era exigente con sus alumnos y buscaba que fueran excelentes profesionales, que lucharan por hacer crecer la profesión. Uno de sus mejores consejos: la preocupación fundamental de un académico no debe ser buscar las mejores formas de evaluación, sino la excelencia en las formas de enseñar. Por eso, el Ing. Villata tenía un extenso banco de exámenes previos y cada año lectivo repetía evaluaciones de años anteriores o simplemente combinaba exámenes. Para Fredy Villalta, la evaluación era solo un requisito secundario, para él el trabajo duro e importante había que realizarlo en el salón de clases y en las prácticas de los laboratorios de máquinas eléctricas.
Tuve el privilegio de acompañar al Ing. Villata a varios congresos de ingeniería eléctrica en Centroamérica. En una ocasión viajamos a Guatemala en su carrito Toyota (su primer carro, el que le compró su papá, y que cuidaba y guardaba en los parqueos de la UCA). En el baúl llevaba siempre una hielera y le gustaba poner sus casetes de música ranchera. Tantos recuerdos de este gran profesor que a veces mostraba un carácter fuerte, pero que tenía la virtud de pasar del enojo a la alegría con gran facilidad.
Quiero recordar siempre al Ing. Villalta como un gran maestro y compañero de trabajo. Un hombre que combinaba magistralmente la ciencia y la técnica con la fiesta (por cierto, era gran bailarín), con la vida familiar y gremial, con su afición por la pesca con atarraya. Así quiero recordarlo siempre.