Esos desatinos de la comunicación política gubernamental

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Nelly Chévez
06/09/2017

Los funcionarios públicos deben ser conscientes de la necesidad de desarrollar capacidades comunicativas para interactuar adecuadamente con sus distintas audiencias. La comunicación que realizan los funcionarios desde sus cargos debe ser eficaz, cuidada e intencionada, ya que, por un lado, la ciudadanía debe estar informada adecuadamente y, por otro lado, porque la forma cómo se comunica un funcionario puede afectar directa e indirectamente en la percepción negativa o positiva que tiene la ciudadanía de sí mismos, pero también de la entidad estatal o gobierno al que pertenecen, más en periodos electorales.

El 29 de agosto una periodista de un canal de televisión del país abordó al viceministro de justicia y seguridad, Raúl López, para conocer sus declaraciones sobre el aumento de homicidios de agentes de policía ocurridos en los últimos días. La respuesta del funcionario ante la interrogante de la periodista fue “mi vida linda, te invito a un café mejor un día y te doy la conferencia”. Esta situación fue grabada por otro periodista y se publicó en redes sociales. Las reacciones que se provocaron fueron diversas, desde personas e instancias molestas por considerar esta respuesta como acoso y una falta de respeto a la periodista, como mujer y profesional, y otras que justificaban la reacción como un piropo de un hombre hacia una mujer, como una frase halagadora y no malintencionada.

La comunicación gubernamental implica la interacción entre las instancias gubernamentales con la ciudadanía, políticos, comunicadores, periodistas, etc. Una de las estrategias de la comunicación gubernamental que debe implementarse es lograr la coherencia entre los discursos de los programas de gobierno y las actuaciones y discursos de sus funcionarios en los distintos órganos del Estado. Un gobierno que argumenta defender el cumplimiento de la Ley Especial e Integral para una vida Libre de Violencia contra la Mujer, debe garantizar que todos sus funcionarios y funcionarias también comuniquen coherentemente- con sus discursos y acciones- este mensaje, eliminando cualquier mensaje que sea considerado como acoso hacia las mujeres. Entendido el mensaje, en un sentido amplio, como lo definen Izurieta y otros (2003) como “(…) todo lo que comunica el gobierno con sus acciones y omisiones, con lo que dice y con lo que deja de decir”. (p.58)

La Dirección de Comunicaciones y Protocolo del Viceministerio de Justicia respondió ante esta situación con el ofrecimiento de unas tibias disculpas públicas de parte del viceministro de seguridad López a la periodista, justificando su accionar por la prisa y la imposibilidad de atenderla y reafirmando su “actitud de respeto” a ella y a todas las mujeres. Este hecho deja en evidencia que aún falta mucho por avanzar en comunicación gubernamental y más aún con respecto al cumplimiento de la Ley Especial e Integral para una vida Libre de Violencia contra la Mujer, cuando son los mismos funcionarios gubernamentales quienes confunden una declaración para responder a una periodista con un mensaje claro y preciso sobre una temática que les compete por sus funciones con una frase inapropiada que no puede considerarse unánimemente como un halago o un elogio. Y sí, aunque se hayan ofrecido unas disculpas públicas, este es un claro ejemplo de un desatino de la comunicación gubernamental.

Fuente de consulta: Izurieta, R.; Perina, R. y Arterton, C. (2003) Estrategias de comunicación para gobiernos. Buenos Aires: La Crujía Ediciones.

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