Gestión electoral y poder de veto en la Asamblea Legislativa

1

El pasado 4 de octubre, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) realizó la convocatoria a las elecciones de diputados y concejos municipales, que tendrán lugar el 4 de marzo de 2018. De esta manera, los partidos políticos y coaliciones han de proceder, desde el 5 de octubre del año en curso, a solicitar la inscripción de sus candidatos para ambos tipos de elecciones. Sin embargo, para hacer propaganda electoral los contendientes deberían esperar hasta el 3 de enero de 2018, en el caso de las elecciones de diputados, y el 3 de febrero de 2018, en el caso de las elecciones de concejos municipales.

Mientras tanto, la gestión electoral ha continuado su marcha en asuntos importantes como el nombramiento y capacitación de los integrantes de las Juntas Electorales Departamentales (JED) y de las Juntas Electorales Municipales (JEM). Según el calendario electoral hay que esperar, todavía un poco más hasta el 2 de enero de 2018, para el nombramiento y capacitación de los integrantes de las Juntas Receptoras de Votos (JRV). Se trata de cerca de 10 mil JRV que tendrán a su cargo el punto crucial de todo el proceso electoral: el escrutinio en mesa y la elaboración de las actas que servirán para el escrutinio definitivo.

Por otro lado, diferentes encuestas de opinión siguen mostrando un clima nada alentador en materia de interés por ir a votar de parte de los encuestados. Todo parece indicar, ceteris paribus, que la abstención crecerá y probablemente también los votos nulos, a juzgar por algunas campañas que al respecto se notan en las redes sociales. Una probable salida de la carrera electoral del actual alcalde capitalino podría terminar fortaleciendo este impulso hacia la abstención. Lo cual podría implicar que los votantes leales a los partidos (ese llamado voto duro) tendrían un mayor peso en la definición del resultado electoral. En tales circunstancias se podría hipotetizar que cuanto mayor sea el peso decisivo del votante leal, mayor será la probabilidad de tener un reparto de escaños (legislativos y municipales) similar al resultado de las elecciones de 2015.

Ahora bien, similar no quiere decir igual. En el caso de las elecciones legislativas lo primero puede residir en que ninguno de los partidos obtenga mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa y siempre, la principal fuerza política tenga que hacer alianzas legislativas con los partidos más pequeños (PCN y GANA). No será igual si cambia el número de escaños que le corresponda a cada partido. Y aquí aparece el escenario para el cual un correcto y transparente escrutinio en mesa se vuelve crucial: la pérdida del poder de veto que tanto Arena como el FMLN han tenido en la legislatura 2015-2018, es decir, que sin uno de ellos no se puede formar mayoría calificada de dos tercios.

Lo más visitado
0