Humor (y mal humor) en la comunicación política...

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Nelly Chévez
09/11/2017

"Nunca he visto a un fanático con sentido del humor,
ni a nadie con sentido del humor que sea un fanático". Amos Oz
(escritor, novelista y periodista israelí)

Para la diseñadora gráfica y docente de la Universidad de Zaragoza, Silvia Hernández Muñoz (2012), “El sentido del humor es un término muy relativo, es casi indefinible e inabordable por naturaleza propia. Es compatible con gran variedad de argumentos y de actitudes. Depende de las culturas, de los momentos históricos, del nivel social, cultural y económico de cada persona”. En periodos de campañas político electorales, es usual que desde distintos espacios (abiertamente políticos o no) se publiquen mensajes, principalmente gráficos, con sentido humorístico. En la campaña presidencial de El Salvador de 2009, apareció una valla espectacular en varias de las principales calles de la capital, con una estética muy similar a la de la popular serie animada estadounidense Los Simpsons. En esta valla se hacía referencia con un tono satírico al slogan de campaña e imagen de uno de los candidatos presidenciales de aquellas elecciones. Varias personas tomaron con buen sentido de humor esta pieza y otras, no. Independientemente de la posición a favor o en contra de la misma, lo que sí puede considerarse es que fue una táctica impactante que logró llamar la atención con un tono de humor distinto a la mayoría de mensajes de la campaña electoral presidencial que se desarrollaba en ese periodo. El dibujo humorístico puede definirse como “cierto tipo de dibujo con intención humorística; se caracteriza por la distorsión de sus elementos para dar énfasis a las cualidades más significativas del tema que se trata, (…) todo en el marco de la interacción entre la gracia la ironía, lo alegre y lo triste para conseguir un efecto chistoso; aquí debe señalarse que lo que se considera chistoso varía de persona a persona, y más aún de una cultura a otra” (p. 13).

No es extraño que en tiempos de búsquedas de constante entretenimiento, las campañas político electorales más atractivas son aquellas que se caracterizan por la concreción de imágenes, los mensajes tipo slogans y las que provocan emociones, más que las cargadas de contenidos y argumentos. Con la Web 2.0, la comunicación política también se ha transformado. A estas formas de simplificación de mensajes políticos cargados de emociones se les suma al dibujo humorístico, los también los conocidos como “memes”, que se han convertido en una moda en redes sociales, que han alcanzado a la comunicación política, donde la ciudadanía se convierte en productores de mensajes cargados de ironía, sarcasmo, parodia y humor. Martínez, J. y Piñeiro, T. (2017) en el artículo El uso de los memes en la conversación política 2.0. Una aproximación a una movilización efímera, retoman a Varonas (2011) quien define los memes como “(…) contenidos que se producen por y para la Red y se extienden de forma viral porque entretienen o son útiles, se sostienen en el tiempo por la potencia de sus cualidades para el entretenimiento o promoción de una idea, tienen la capacidad de asimilarse y replicarse fácilmente y además pueden evolucionar en nuevos memes al innovar sobre ellos”. Estos autores plantean que los memes pueden considerarse como una manifestación política y señalan en este texto que “permiten condensar un hecho político en un contenido breve, poderoso y efectivo que a nadie resulte indiferente” (Re, 2014, en Martínez, J. y Piñeiro, T., 2017). Este tipo de contenidos se viralizan (se propagan como virus) rápidamente por la participación de los usuarios de la red, en su difusión. Además, responden a ciertas necesidades comunicativas de la ciudadanía. Al respecto, Martínez, J. y Piñeiro citan a Santibáñez (2011) y Echeverría (2014) quienes destacan “el componente colaborativo en la difusión, creación o replicación de los memes. La excesiva simplicidad en la ejecución de dichos contenidos – habitualmente producidos con sencillas aplicaciones online o software básico- incentiva su creación por los internautas (Echevarría, 2014). Asimismo la esencia digital de estos memes, su potencialidad viral y la facilidad de crear nuevos contenidos genera una cadena de retroalimentación creativa. Los usuarios desarrollan sus propios memes o se apropian de los existentes, remezclándolos para adaptarlos a su entorno y necesidades comunicativas (Santibañez, 2011).”(p.59).

Aunque estos formatos son muy populares para abordar situaciones del ámbito político, no siempre son recibidos con buen humor. A nivel mundial, se conocen diversas iniciativas de personajes y partidos políticos para controlar o “censurar” esta moda viral de comunicación. Muestra de ello es una nota de noviembre de 2016 del periódico digital español elmundo.es titulada: El PP propone reformar una ley para que los \'memes\' sean delito. En esta nota se aborda la iniciativa que presentó el Partido Popular de España, PP, para juzgar como delito estas nuevas formas de expresión virales en las redes sociales, por considerarse que afecta la “protección del derecho al honor y a la intimidad personal”. No obstante, en esta noticia también se señala que hay detractores de estas iniciativas: “La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) se ha mostrado crítica con esta propuesta. "Nos preocupa esta reforma porque Internet no requiere leyes especiales: deben existir en la red los mismos derechos y obligaciones que fuera de ella, y la normativa actual sobre derecho al honor ya da cobertura a estos supuestos", apunta la plataforma.” Esta misma posición manifiesta el comentarista Rubén Vásquez en su artículo para la Revista Forbes de México “Prohibir los memes ¿abriría la posibilidad de censurar lo que sea”, donde considera que “Los memes son necesarios en una sociedad que ha encontrado en la red una forma de expresarse y decir con cierta libertad lo que piensa, aun cuando pueda herir la susceptibilidad de grupos en el poder.” Aunque reconoce la superficialidad del contenido de este formato, este autor los considera importantes porque “Son una especie de sustitución de las caricaturas políticas que señalan y critican el comportamiento de los personajes públicos, aunque no precisamente con la mayor profundidad u objetividad (…)”.

Además de la exigencia del respeto y del reconocimiento de los límites de los derechos fundamentales que no deben obviarse, estas situaciones reflejan la poca importancia que algunos funcionarios públicos demuestran en mejorar su comunicación política. No debe perderse de vista que los funcionarios públicos tienen la obligación de desarrollar sus competencias comunicativas para interactuar adecuadamente con la ciudadanía, resolver sus problemáticas e inquietudes y proporcionarles información veraz, clara y oportuna.

Así que, gusten o no gusten a los actores políticos, se tomen con buen o mal humor, al igual que las caricaturas políticas, los memes existen hoy por hoy y seguramente seguirán siendo producidos y compartidos en las próximas campañas electorales…

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Hernández Muñoz, S. (2012) El humor y su concepto. Humor, humorismo y comicidad. Disponible en: http://www.monografica.org/Proyectos/4522

FCINCO. El PP propone reformar una ley para que los \'memes\' sean delito. Disponible en: http://www.elmundo.es/f5/2016/11/08/58220fe0e2704e97678b4612.html

Martínez, J. y Piñeiro, T. (2017) El uso de los memes en la conversación política 2.0. Una aproximación a una movilización efímera. Prisma Social No. 18. Revista de Ciencias Sociales. Sección temática. pp. 55-84.

Medina, L. (1992) Comunicación, humor e imagen. Funciones didácticas del dibujo humorístico. México: Editorial Trillas.

Varonas, N (2011) Memes: Qué son y de donde salen. Neoteo. Recuperado de http:// goo.gl/MTMM

Vásquez, R. (2016) Prohibir los memes ¿abriría la posibilidad de censurar lo que sea? Revista Forbes, México. Disponible ne: https://www.forbes.com.mx/prohibir-los-memes-abriria-la-posibilidad-censurar-lo-sea/

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