La extraña lógica del poder

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Rodolfo Cardenal
14/12/2016

La lógica del poder es extraña, pero no por eso menos implacable. Los diputados del FMLN se negaron a despojar del fuero al exgeneral que nombraron como embajador en Alemania. Su tarea consistía en constatar si en la documentación presentada por la Fiscalía había indicios de que dicho funcionario había cometido delito cuando estuvo al frente de la Fuerza Armada. En caso de ser así, enfrentaría un juicio penal. Pero, a juzgar por las explicaciones posteriores, esos diputados no se interesaron en los indicios, sino en librar del juicio al exgeneral.

Por eso, sus justificaciones son inconsistentes, incluso ridículas. Es la lógica del poder, que acaba por arrastrar en su sinsentido a quienes la practican. Según estos diputados, quitar el fuero a un exgeneral por existir indicios de haber cometido delito sería “enviar un mensaje negativo” a la Fuerza Armada, supondría deshonrar “un acuerdo de reconciliación” con el Ejército, facilitaría un juicio político, afrentaría a unas fuerzas que luchan en primera línea contra el crimen y proyectaría al país y al mundo “algo terrible”. Según este razonamiento, el oficial militar se encuentra por encima de la ley y fuera del alcance la justicia, pues someterlo a juicio es lanzar una afrenta contra la Fuerza Armada. En ese sentido, el presunto acuerdo de reconciliación del FMLN es cómplice con la cultura de impunidad institucional tradicional.

La falsa defensa de la institución armada lleva a la impunidad. Es el mismo argumento usado por los Gobiernos de la guerra ante la violación de los derechos humanos. Para los políticos y los partidos, la mejor defensa de la institucionalidad es hacer caso omiso de sus errores y delitos. Y esa actitud hace que, confiados en la impunidad, algunos de sus dirigentes delincan. Esta cultura de la impunidad es la que protege a los policías que abusan de la fuerza y que realizan o toleran ejecuciones sumarias. Se observa, además, un temor reverencial a una Fuerza Armada que debiera estar sometida a la ley.

El discurso de los diputados del FMLN fue ratificado por la presencia del Ministro de Defensa, quien, acompañado de varios altos oficiales, todos ellos en traje de campaña, se presentaron en el recinto legislativo durante la discusión y votación del desafuero del exgeneral. Según ellos, acudieron a mostrar su solidaridad con el acusado y para expresar su deseo de que los políticos actuaran con madurez, es decir, que librasen a su colega de la responsabilidad penal. De esa manera, los generales y los coroneles presionaron abiertamente al legislativo, cuando el profesionalismo, el respeto a la Constitución y a la ética los debieran haber mantenido alejados, prescindiendo de sus simpatías u opiniones personales. Como si eso no fuera suficiente, el Ministro intenta atemorizar con el anuncio de un golpe militar.

El FMLN desconoce, al igual que Arena antes, que todos los funcionarios, por muy alto que sea el cargo que ocupan, están sometidos al escrutinio de la opinión pública, de la prensa y de la misma institucionalidad. Desde Israel hasta Corea del Sur, jefes de Gobierno han sido investigados. Algunos fueron acusados y condenados. En la actualidad, la policía cuestiona a la esposa del primer ministro israelí y la presidenta coreana ha sido destituida por tráfico de influencias. La única proyección “terrible” del Gobierno del FMLN es su condescendencia con la corrupción y la impunidad, sus impertinentes ataques contra el cuerpo diplomático y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

El FMLN piensa que al oponerse al desafuero del exgeneral ha enviado “un mensaje positivo de moralidad” a los militares. En realidad, lo que ha hecho es negarse a indagar los hechos, por temor a encontrarse con un delito. Ante esa posibilidad, ha optado, como en el pasado los coroneles y Arena, por desconocer y olvidar, lo cual es un sinsentido político y una inmoralidad. El FMLN parece haber perdido la noción del buen gobierno, del derecho y de la justicia. El poder pareciera haber trastornado a su dirigencia, a tal grado que ya ni siquiera puede identificar a su adversario, como lo ponen de manifiesto los discursos de su último congreso. Sus adversarios no son los magistrados, ni la embajadora de Estados Unidos, ni la prensa —aunque esta no le sea favorable—, sino el salvaje capitalismo neoliberal.

Qué lejos han quedado aquellas ideologías revolucionarias tan apasionadas y aquellas consignas gritadas con tanto ardor militante. La ambición de poder, aneja siempre al dinero, sin descartar el miedo a molestar a la cúpula militar, ha sido más poderosa que las ideas, los compromisos y la ética revolucionaria. Semejante desacierto desnaturaliza al FMLN. La similitud con lo ocurrido en Nicaragua no deja ser curiosa.

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Anónimo
05/01/2017
08:59 am
Atinado el análisis y el comentario. El FMLN ya vendió sus principios (si es que los tenía) y su moralidad revolucionaria, han dejado con más desesperanza al pueblo, ya que NUNCA vió los cambios, los cuales eran posibles si se actuaba con honradez, capacidad y visión de país. El reclamo de algunos militantes de que el Pdte. sustituya buena parte de su gabinete, es probable que tenga connotación política, pero es muestra de la incapacidad e ineptitud del secretario técnico y su gabinete, así como del descontento de la situación actual del país y las \"políticas implementadas o que no se han implementado\"...lástima, le han dejado en bandeja de plata a la derecha para que vuelva al poder.
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Anónimo
16/12/2016
17:54 pm
Que pena por aquellos que ofrecieron su vida por un ideal ahora convertido en traicion. Tanta victima inocente, tanto martir sacrificado para este gobierno de doble moral que se convirtio en lo que tanto criticaba.
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