La importancia de la sociedad civil

25

Como en muchas otras partes, en El Salvador la sociedad civil ha sido clave para el desarrollo de la democracia y de los valores humanos. Aunque aquí hay que hacer una salvedad: la empresa privada, al ser una parte fundamental del poder en nuestro país y al haber estado íntimamente unida a determinadas fuerzas políticas, no puede considerarse parte de esa sociedad civil, en sentido estricto. La empresa podrá hacer cosas buenas o malas. Pero sociedad civil es aquella que con independencia del poder político busca formas de convivencia ciudadana arraigadas en el bien común. Y la gran empresa de nuestro país ha sido sustancialmente parte del poder político desde el siglo XIX hasta el presente, buscando prioritariamente su beneficio, no el bien común.

Hecha esta aclaración, volvemos a la sociedad civil y su importancia en la consecución de cambios profundos en la sociedad salvadoreña. En estos días, Las Dignas cumplen 25 años. Sin lugar a dudas, a ellas debemos una gran parte del avance que ha tenido El Salvador en el respeto a la igual dignidad de la mujer y su consiguiente igualdad en derechos. Su lucha y su concientización fueron obstaculizadas por los ataques de una cultura machista estúpida y engreída, muchas veces cobijada en el mundo político. Pero supieron enfrentar la agresividad de una sociedad dura, incluso en los tiempos de la guerra, y aportaron al país una conciencia diferente respecto a las relaciones hombre-mujer. Algo parecido podemos decir de las primeras asociaciones de ecología, cuyos dirigentes en ocasiones fueron tachados hasta de locos, pero que consiguieron una creciente conciencia. Conciencia que aún tiene serias dificultades para imponerse debido a una cultura depredadora del medioambiente y una floja acción de los Gobiernos en algunos campos, como el control de gases en el tráfico, manejo de desechos o permisividad con el exceso de plásticos.

En el campo de la vivienda, Techo, que en la actualidad está desarrollando su campaña anual, es prácticamente la única institución que nos pone delante de los ojos, de un modo sistemático y frecuente, ese terrible déficit habitacional que tiene nuestro país. Esta organización de jóvenes universitarios ha evolucionado de la simple construcción de casas de emergencia en beneficio de personas que prácticamente viven a la intemperie, a un trabajo más sistemático de promoción del desarrollo comunitario y familiar de quienes se benefician de las viviendas. Creadores de verdadero capital social al integrar en el esfuerzo en favor del desarrollo a diferentes sectores de la sociedad, los jóvenes voluntarios de Techo son ya parte del presente, ofreciéndonos un modelo de intervención ejemplar, con su profunda cercanía a los más pobres y con los frutos del aprendizaje mutuo. Aprendizaje en el que con mucha frecuencia los excluidos de nuestra sociedad dan verdaderas lecciones de humanidad y de valores a los generosos voluntarios de las diversas universidades del país.

Este recorrido breve por algunos sectores de la sociedad civil viene especialmente a cuento en la etapa que estamos viviendo. Miembros de la sociedad civil, como las Iglesias o las universidades, vienen pidiendo sensatez y obediencia a las leyes y a la Constitución, frente a la desobediencia de la Asamblea Legislativa a una sentencia de la Sala de lo Constitucional, agravada por el respaldo irresponsable de la Presidencia de la República. La Iglesia católica en particular ha insistido con enorme claridad en la necesidad de obedecer la sentencia de la Sala que exige una nueva elección de magistrados. Y todos sabemos que la Iglesia fue pieza clave para la paz en El Salvador en tiempos de la guerra civil. Continúa promoviendo la paz y siendo pieza clave en el trabajo por el desarrollo, y en la propagación de valores éticos, sociales y ciudadanos. Incluso ha tenido un importante protagonismo en la búsqueda de solución a la plaga de homicidios, como hemos visto en su intervención para lograr el pacto entre las maras. No escuchar a la Iglesia en medio de una crisis como la actual es, en una situación menos grave que la del pasado, cometer el mismo error de quienes no quisieron escuchar a monseñor Romero.

Cuando un tema jurídico complejo está en juego, lo lógico sería abrir una serie de consultas con las universidades. Nada de esto se ha hecho. Al contrario, paradójicamente, se ha buscado asesores que en el pasado fueron los más entusiastas colaboradores del autoritarismo y de la justificación de las violaciones a los derechos humanos. Y lamentablemente ha sido el FMLN, por tradición más abierto a las reivindicaciones de la sociedad civil, el partido que hoy se ha cerrado en banda a un debate serio con la sociedad salvadoreña. Aunque el diálogo sea siempre el camino de solución verdadera, se puede entender que al FMLN le cueste dialogar con una falsa sociedad civil, como lo es la dirigencia empresarial, que de un modo sistemático le ha demostrado agresividad y que ha sido la dueña tradicional del partido Arena. La presencia histórica de algunos millonarios, incluidos fundadores de la ANEP, en la cúpula de ese partido no deja lugar a dudas. Pero es llamativo que no se quiera escuchar a la Iglesia católica o a universidades que junto con la primera fueron, durante la guerra, los principales defensores de los derechos humanos de los pobres e incluso de los militantes de la antigua guerrilla del FMLN. Siempre se puede decir que la Iglesia o las universidades han cambiado y se han pasado a la derecha. Pero la gente es lo suficientemente sabia y crítica como para darse cuenta de que, si se dice eso, quienes han cambiado son otros.

Lo más visitado
5
Anónimo
14/05/2018
15:46 pm
gracias por su informacion
0 3 2
Anónimo
19/06/2017
11:05 am
gracias
0 5 2
Anónimo
09/06/2017
06:26 am
Muy interesante, grasias
0 4 2
Anónimo
19/07/2012
14:48 pm
Comparto el análisis de la realidad actual, lamentablemente el que ha cambiado es el FMLN que ahora está haciendo lo que siempre había criticado. Bastaría que respeten la composición de la actual Sala de lo Constitucional obedeciendo las resoluciones de dicho tribunal. Esa es la solución actual.
0 4 3
Anónimo
19/07/2012
13:45 pm
Muy acertado artículo, lamentablemente la sociedad civil tiene que ser quien actúa frente a los problemas que aquejan a la población, delincuencia, desempleo, violencia, analfabetismo y pobreza por mencionar algunos. Lo positivo, la misma sociedad civil está abriendo los ojos a la realidad y estamos dejando de creer en promesas de campaña o colores de bandera y estamos tomando acciones concretas contra la injusticia social y la ignorancia gubernamental. Saludos
0 4 3