La totalidad no es la simple suma de las partes

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El título de este editorial corresponde a un axioma de los enfoques estructurales en las ciencias sociales. Utilizando un lenguaje matemático equivale a decir que dos más dos no son cuatro. La insistencia del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en confiar en la llamada tecnología de mesa para garantizar la rapidez y exactitud del escrutinio en las Juntas Receptoras de Votos (JRV) hace pertinente una reflexión sobre este asunto basada en aquel axioma.

Las dificultades registradas en los escrutinios de las elecciones de 2012 y 2015, a nivel de JRV, y el temor de que vuelvan a ocurrir en el escrutinio de las elecciones de 2018, han hecho que el TSE busque alternativas para evitarlas. Por un lado se está preparando una capacitación virtual apoyada por la oficina en El Salvador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Por otro lado, el TSE hace las gestiones necesarias para contar con tecnología apropiada para llevar a cabo el escrutinio en las mesas. El uso de esta tecnología también requerirá de cierta capacitación. Con las acciones comprendidas en ambas líneas de trabajo, el TSE espera poder ofrecer al país los resultados electorales en menos de 24 horas a partir del cierre de los centros de votación.

Si consideramos a las JRV como totalidades, por pequeñas que sean, el trabajo de las mismas no dependerá solamente de la capacidad y tecnología con que cuenten sus integrantes. Las JRV no son la mera agregación de sus miembros. También debe considerarse las relaciones que se dan entre ellos. Y es aquí donde aparece un elemento clave que no parece estar siendo considerado por el TSE.

Las relaciones entre los integrantes de las JRV pueden ser de cooperación o de conflicto. Y ello puede facilitar su trabajo o dificultarlo, hacer que se cometan aciertos o facilitar la comisión de errores. El hecho que las relaciones sean de cooperación o de conflicto puede estar influenciado por la correspondencia de los objetivos entre los miembros de las JRV. Si estos realizan su trabajo con objetivos contradictorios, es muy probable que las relaciones sean conflictivas y ello puede tener consecuencias nefastas en el escrutinio, al final de la jornada electoral.

Cuando los integrantes de las JRV eran representantes de partidos, todos compartían el objetivo común de defender el voto a su partido y candidatos. Pero, si podemos prever que las JRV tendrán representantes de partidos y ciudadanos “a-partidistas”, los objetivos pueden llegar a ser contradictorios. Entonces podrían darse relaciones conflictivas al interior de las JRV. ¿Cómo han de resolverse esos conflictos para que no interfieran en el normal desarrollo de la jornada electoral y la limpieza del escrutinio?

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