Las elecciones 2018 y la posverdad

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Estamos en una época durante la cual la posverdad se ha instalado a tal grado que algunos hablan de una “era de la posverdad”. Empero ello no significa que la verdad haya desaparecido. Más bien se trata que las emociones y sensaciones subjetivas pesan más que la verdad como explicación del comportamiento humano, sea este individual o grupal.

Por lo que se nota en el clima de opinión salvadoreño, todo parece indicar que las de 2018 serán unas elecciones de la posverdad. Los partidos políticos están tratando que sean las emociones y las sensaciones subjetivas las que orienten a los votantes el día de las elecciones. La verdad de los problemas nacionales se está dejando a un lado. Más que una campaña racional se está llevando a cabo una campaña emotiva y sensacionalista. Es obvio que una campaña así es la más adecuada cuando el público principal de los mensajes propagandísticos está constituido por el voto duro.

Los debates parlamentarios y las entrevistas periodísticas muestran cada vez con más claridad la preeminencia de la posverdad. Para muestra un botón. En una entrevista de televisión, el Secretario Técnico de la Presidencia, Roberto Lorenzana declaró que las reformas aprobadas recientemente a la Ley de Extinción de Dominio beneficiarían más al partido Arena: “Esta es una iniciativa de ley que fue configurada, fue construida en los círculos de la derecha de este país y fue impulsada por el partido ARENA en la Asamblea Legislativa… y ¿quién se beneficia de eso? El FMLN no se beneficia, los que se benefician al dejar (la prescricpión) con diez años es ARENA, porque los gobiernos antes de 10 años eran de ARENA” (CoLatino, 20 de julio de 2017).

Está claro, Arena se beneficia aunque pretenda ocultar esa verdad. El Secretario Técnico insistió en que el promotor de las reformas fue Arena pero que no quisieron correr con los costos políticos que ello implicaba y por eso se abstuvieron, “no votaron en contra” (ibid). Es claro que el Secretario Técnico quiere generar un sentimiento de rechazo hacia Arena y reforzar el sentimiento de lealtad de los militantes del FMLN. El problema en todo esto es que los diputados del FMLN votaron a favor de esta iniciativa configurada, construida e impulsada por la derecha salvadoreña y Arena. Por tanto, el FMLN votó defendiendo los intereses de esa derecha y de Arena. Si no fuera así, ¿por qué el Presidente de la República declaró el pasado fin de semana que sancionaría las reformas en lugar de vetarlas? En verdad, ¿no se beneficiaba el FMLN con la aprobación de dichas reformas?

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