Las elecciones internas partidarias de candidatos

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Roody Reserve
05/07/2017

La democracia interna en los partidos políticos es como dijo un príncipe terrateniente siciliano frente a una reforma en la tenencia de la tierra que quería hacerse en la isla italiana. Dijo estar de acuerdo con la reforma agraria, pero en la tierra de los otros, no en su tierra. O como decían los representantes de la Corona Española en tiempo de la Colonia ante las leyes en beneficio de los indígenas, se acata, pero no se cumple.

Los dirigentes de los partidos nacionales hablan de democracia interna, pero a su manera. Por como llevan hasta ahora los procesos de elección interna, están demostrando que les estorba la competencia democrática o la renovación partidaria. Hacen todo lo posible para que sus candidatos sean únicos, asegurando con ello cumplir solo en apariencia con los requisitos legales de las elecciones primarias.

Algunos dirigentes del FMLN (ver por ejemplo LPG, 2 de junio) han dicho que celebraron reuniones previas entre los que pretendían ser candidatos para que por “consenso”, después de largas horas de platicar retiren su candidatura los miembros no escogidos por la dirigencia nacional. El objetivo de la dirección nacional es tener “elecciones” primarias con una sola planilla, obviamente la suya, para que libremente sus miembros voten por su candidatura única y decir que la democracia interna funcionó.

Dichas reuniones obviamente son mecanismos antidemocráticos de nombramiento a dedo, no de elección, para que aquellos que no son obedientes desistieran en sus intentos de ser candidatos. En 9 casos de 13 de demandas interpuestas por aquellos que se rebelaron, luego de la intervención del TSE, el partido ha aceptado a los previamente descalificados.

Igualmente, el partido ARENA ha excluido a precandidatos en Antiguo Cuscatlán, San Salvador, que no son del agrado de la dirección nacional y/o para lograr haya candidaturas únicas en algunos municipios para que no compitan con personas poderosas al interior del partido.

No han tenido la misma cobertura mediática las elecciones internas de los partidos más pequeños, pero tampoco son muy diferentes de lo que se ha observado que ocurre en los dos más grandes. Igualmente, en estas organizaciones políticas, las elecciones están siendo puros ejercicios vacíos para dar la sensación que se respeta el mandato legal, pero sin alterar los planes de los dirigentes partidarios.

Frente a esta realidad, no es extraño que la percepción de la ciudadanía sobre los partidos políticos sea tan negativa. Pero, que se diga bien alto: esto no es democracia interna. Que quede registro para que cuando después de algún tiempo se llegue a la conclusión que estos procesos no hayan contribuido a renovar a los partidos, que no se culpe a la democracia como régimen. Estas mal llamadas elecciones internas no cumplen con lo mínimo en términos procedimentales para considerarlas como tales. Lo que está pasando en estos procesos internos no tiene nada de democracia. Se asemejan más a procesos electorales que realicen las dictaduras en busca de legitimidad popular.

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