Los jóvenes ya no quieren votar

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Los jóvenes quieren votar cada vez menos o, al menos eso, reflejan las estadísticas del Registro Nacional de Personas Naturales (RNPN) en manos del Tribunal Supremo Electoral: de 60,400 jóvenes que cumplirán años entre el 4 de septiembre de 2017 y el 3 de marzo de 2018, solo 1, 827 han reservado su Documento Único de Identidad. Este trámite garantiza que los jóvenes puedan ser incorporados al padrón electoral para las elecciones municipales y legislativas del 2018.

Ya desde las elecciones de 2012, el TSE reporta una disminución de jóvenes que ingresan al padrón electoral. Pero ¿Por qué los jóvenes se muestran tan desinteresados en participar en los procesos electorales?

El Salvador es un país especialmente hostil para su población joven. De acuerdo con cifras del Instituto de Medicina Legal (IML), la mayoría de víctimas de la violencia son jóvenes entre 15 y 34 años de edad. La mayoría de personas desaparecidas también se encuentran en ese rango de edad.

En las conversaciones entre jóvenes abundan los comentarios relacionados con las ganas de abandonar El Salvador por falta de trabajo, de oportunidades para estudiar o por la situación de seguridad del país. Algunos -más idealistas- tienen planes de incidir política y públicamente, pero no ven viable hacerlo a través de los partidos políticos ya existentes, que les piden sumisión total a los discursos e ideas trasnochadas de sus dirigentes.

Ante este panorama, es difícil que los jóvenes se vean motivados a participar en las elecciones. No son, ni han sido, prioridad de los gobiernos ni de las propuestas de los partidos políticos y, por el contrario, la migración o los trabajos precarios son las únicas opciones que les quedan para sobrevivir.

De hecho, por mucho que en todas las elecciones se hable de los jóvenes, sus problemáticas son cada vez más graves y poco se ha hecho para solventarlo y para hacerlos partícipes claves en la formulación de políticas públicas. Aún más grave, las condiciones de vida de los jóvenes siguen empeorando. En El Salvador cada vez más se está criminalizando y violentando sus derechos por el simple hecho de vivir en lugares catalogados como territorios de pandillas.

Finalmente, las acciones y decisiones que toman los políticos en la Asamblea Legislativa, el gobierno o en su mismo partido también son un factor desmotivante para que los jóvenes se muestren interesados en participar en unos comicios que no cambiarán en nada su situación ni la de la población en general.

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