Los militantes ante la inscripción de los precandidatos

1
Manuel Acosta
24/05/2017

Las dirigencias de los partidos políticos han iniciado la inscripción de los precandidatos. Todo apunta a que se trata de un trámite a cumplir, dado que las cúpulas ya tienen decidido el candidato o candidata. Este artículo desea ahondar en el rol que deben desempeñar los militantes inscritos en este proceso inevitable.

Los partidos políticos, en El Salvador, tienen escaza fiabilidad. Según sondeos de opinión pública, la clase política actual, es de todos los actores la menos creíble para la población1. Los partidos políticos, en especial Arena y FMLN, con algunas ponderaciones, acumulan demasiado poder, eliminan los controles, aprovechan su posición para pervertir la democracia y acumular riqueza. Toman decisiones a espaldas de los intereses de sus militantes, suprimiendo cualquier contraloría ética que ponga límites a su dominio. Sin embargo, a pesar de esta acumulación de poder fáctico, los partidos, cada uno a su medida, han sido incapaces de erradicar los principales problemas humanos de la población.

El sistema político salvadoreño, dominado por los partidos, con algunos avances, sigue careciendo de filtros y garantías. En lugar de ser palestra de la ética profesional, las cúpulas de los partidos se convierten en tronos diabólicos, pues permiten que accedan al poder gente que tiene ambición al dinero, proclive a ser corrupta. Algunos de los precandidatos carecen de la dotación ética y profesional necesaria para inscribirse. ¿Cómo es posible que a los precandidatos se les exija menos formación, habilidades y valores éticos que a una secretaria o a un médico de un hospital público? A estos no se les está requiriendo estudios de especialización, segundo idioma, prueba del polígrafo, transparentar su patrimonio actual, entre otros. No existen controles ni exigencias para los precandidatos, salvo los controles internos de la cúpula del partido, orientados a la sumisión y complicidad partidaria. Este tipo de controles no son suficientes para que esta elección sea confiable. Por estas carencias es que suelen llegar al poder algunos corruptos, egoístas, sin generosidad y sin la mínima calidad humana.

Quizá no sea el mejor ejemplo, pero los romanos tenían el cursus honorum para aquellos que querían avanzar en su carrera política. Estos tenían que superar pruebas constantemente, demostrar su valor, virtud y someterse a controles y exámenes muy rigurosos de solvencia moral y profesional. En el caso de El Salvador, la pregunta es: ¿cuál es el curso y la nota mínima que el precandidato debe cumplir para inscribirse? ¿Cuál es el examen psicológico que se le hace? Los militantes inscritos deben exigir los controles que han sido orillados por las cúpulas. Deben asociarse para que el poder no sea controlado por estas cúspides. Se deben incrementar exigencias éticas para inscribir personas de gran capacidad intelectual, humanistas y dialogantes, de probada independencia, prestigio ciudadano y solvencia ética.

La impunidad y la inmunidad es una lacra que no deja avanzar al país. En este sentido la militancia debe pedir que los precandidatos antes de ser inscritos renuncien a su inmunidad de funcionarios, a las partidas secretas, seguros privados de salud y se conformen con su respectiva paga que les corresponde. Las cúpulas dirán que estas exigencias son inviables y que van en contra de los estatutos del partido. Entonces se debe sugerir la consulta amplia con las bases para la reforma de las normativas necesarias y si esto no es posible entonces llamar a la objeción de conciencia, puesto que mi voto no debe ser servil. En este contexto, Francisco, el Papa, recomienda que: “si te gusta mucho el dinero, mejor no te metas en Política, pero tampoco en el Seminario”.2

_______________

1  Cfr. Ver: “Aguda desconfianza en la política”. Editorial UCA, 11/01/2017. www.uca.edu.sv/noticias/texto-4555.

1 Cfr. https://es.aleteia.org/2016/11/05/. Consultado el 17 de mayo de 2017, 12.05 pm.

Lo más visitado
0