Sin alternativas, no hay elección

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Rodolfo Cardenal
28/02/2018

La dificultad no es la democracia; indudablemente, la democracia es la mejor forma de gobierno conocida hasta ahora. El problema surge por las opciones que la democracia salvadoreña propone al electorado. Cómo elegir sin candidatos o candidatas elegibles. La razón se resiste a votar por quienes prometen alegremente sin financiamiento y por quienes ofrecen lo excelente, pero se olvidan de lo bueno. Ofrecen el Primer Mundo cuando el actual está al borde de la quiebra financiera. Prometen cámaras de vigilancia de alta resolución cuando tienen las calles destrozadas y ocupadas por negocios particulares. O anuncian cambios radicales, pero indeterminados.

Sin duda, entre tantos candidatos, hay políticos capaces, íntegros y bien dispuestos a servir, pero sus virtudes y sus buenas intenciones desaparecen ante la imposición de la dirigencia del partido en el cual militan. De todas maneras, a pesar de sus virtudes y buenas intenciones, tampoco ellos han explicado de dónde sacarán el dinero para financiar sus maravillosas promesas. La ausencia de opciones reales coloca al voto en entredicho. Se puede argumentar que entre tanto mal conviene escoger el menor. Pero siempre es un mal, razón por la cual se disfraza engañosamente de bien. Invocar la fe en la democracia es equívoco, porque fe únicamente en Dios. Lo humano, aunque se presente muy promisorio, siempre puede defraudar, porque su naturaleza es intrínsecamente limitada y contingente.

El sufragio adquirirá realidad y sentido cuando haya verdadera elección. Mientras tanto, la consulta popular, a través de las urnas, tiene mucho de ficción. La propaganda y la intelectualidad del orden establecido insisten en que el voto tiene sentido en sí mismo, prescindiendo de las circunstancias. Ciertamente, la abstención y la nulidad tienden a abandonar las urnas al voto duro de los partidos políticos. Sin embargo, también constituyen una protesta ciudadana, tanto más fuerte cuanto mayor sea su volumen. Esto es lo que en realidad preocupa a los defensores del orden establecido, porque cuestiona la legitimidad de los gobernantes elegidos. La alternativa que proponen es continuar como hasta ahora con la expectativa de que, algún día, de alguna manera, el ejercicio de la política será democrático. Es la misma actitud de desidia ante la crisis financiera: gobernantes y políticos confían que el dinero aparecerá de alguna manera.

Votar en las circunstancias actuales puede cambiar el color que gobierne la municipalidad y el color predominante en las decisiones legislativas, pero no la realidad, porque no existe un proyecto viable para transformarla. Por tanto, no existe diferencia entre votar y abstenerse, entre votar o anular el voto, excepto que la abstención y la anulación expresan el repudio a un sistema político viciado desde su raíz. Las presiones para evitarlo pretenden conservar un sistema antidemocrático, legitimado por el voto ciudadano. En el mejor de los casos, los que así piensan, quizás abrigan la expectativa de que, en el futuro indeterminado, llegará a ser democrático.

Una cosa es clara: el simple hecho de votar por uno u otro color y por los candidatos que militan bajo esa enseña no cambiará la forma de gobernar ni redundará en una elevación del nivel de vida de la mayoría de la población. La razón es sencilla: no existen planes para ello ni disponibilidad económica. Dinero hay, pero atesorado por unas cuantas fortunas que, con la complicidad de los Gobiernos de Arena y del FMLN —mucho más del primero que del segundo—, han evadido los impuestos desde siempre. El hecho es conocido en círculos privados, pero la Policía y la Fiscalía, tan feroces contra las pandillas, prefieren ignorarlo.

Los colores partidarios no son más que variaciones sobre un mismo tema, incluso en cuestiones tan graves como la seguridad ciudadana. El FMLN ofrece más represión; Gana, la pena de muerte; Arena guarda conveniente silencio, pero una vez en el poder, fiel a su trayectoria, seguirá los pasos del FMLN. Cómo ordenar el centro de San Salvador o crear espacios públicos en sus barrios y colonias sin algún tipo de diálogo, e incluso negociación, con las fuerzas que los controlan efectivamente.

El argumento más fuerte de los defensores del orden establecido se cae, porque el voto no cambia la realidad actual, sino que, al contrario, legitima una democracia secuestrada por los poderes fácticos del país. El único futuro que decide el voto, en las actuales circunstancias, es la continuidad. La abstención y la nulidad expresan el rechazo contundente de la población a esa forma de hacer política, no a la democracia. Ninguna democracia funciona sin el voto para elegir a los gobernantes, pero el voto solo es real si existen alternativas reales y viables entre las cuales elegir. La democracia es mucho más que el sufragio periódico. Democracia es redistribuir la riqueza nacional vía impuestos, servicios públicos universales y de calidad, seguridad ciudadana y respeto riguroso de los derechos humanos, socioeconómicos y políticos.

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Anónimo
05/03/2018
15:50 pm
Démosle a Bukele una oportunidad para la presidencia. Al fin y al cabo no tenemos mucho que perder. El frente y arena ya demostraron su incompetencia.
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Anónimo
04/03/2018
15:15 pm
\"La gente pide propuestas de los candidatos, pero no son capaces de leer un párrafo de 5 líneas; mucho menos interpretar lo que leen\". Así que mejor sigan votando por libras de frijoles, de azúcar, arroz, lámina; en fin; o como dice la campaña de cierto partido político, por un vaso de agua, pues, en su interpretación dicen que los salvadoreños tienen por costumbre repetir: \"un vaso de agua no se le niega a nadie\".
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Anónimo
03/03/2018
10:54 am
El Señor Cardenal debería de leer el análisis económico que hizo la Universidad donde él trabaja, entre otras cosas dice que desde el año 2009 se destino mas dineros públicos a la inversión social , eso quiere decir que el Estado ha distribuido mas la riqueza; refiere que los poderes fácticos de este país tienen secuestrada la democracia es cierto, se refiere al poder económico que esta en manos de la derecha y no de la izquierda , que está tenga un par de pequeños burgueses que no es de hoy siempre los tuvo apellidos como Handal , Zablah, Letona y Alvarez no eran gentes obreras , a mi juicio el Padre Cardenal a opinado mas con el descontento lo que no le permite hacer una balance ecuanime de la situación nacional.
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Anónimo
02/03/2018
20:35 pm
Buen análisis de la realidad; dos son los problemas principalmente detectados, falta de propuestas y falta de recursos; para identificarlos no se necesita perspicacia mental. La realidad no se cambia con el voto; cierto, a lo sumo, asegura continuidad o es la manera en que se garantiza el sistema democrático (con todos sus defectos). Hace algún tiempo escribí un artículo titulado: “Democracia y paz social”; en él concluyo que “la democracia producirá frutos, cuando el pueblo viva en condiciones sociales justas, dignas y humanas”. Ahora bien, el punto que como siempre queda en el limbo, tiene que ver con la respuesta que demuestre ¿cómo no votar o anular el voto resuelve el problema? Entiendo que el pueblo debe adquirir conciencia social e incluso, puede manifestarse, a través de la insurrección (Art. 87 Cn.); sin embargo, la pregunta subsiste, ¿la insurrección resolverá el problema? Sin producción no hay desarrollo en ningún sentido, ni financiero, mucho...
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Anónimo
02/03/2018
15:56 pm
Magnífico artículo, hagamos algo diferente. En lo personal he votado por todos los colores con esperanza de mejorar el sistema. El menos peor no funciona para mí, soy merecedora , y mi gente tambien, de lo mejor...
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Anónimo
02/03/2018
06:27 am
Por esa razón expulsaron a Nayib; porque \"sus buenas intenciones (no) desaparecieron ante la imposición de la dirigencia del partido en el cual milito\".
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Anónimo
01/03/2018
19:52 pm
Estoy de acuerdo con la frase y el espíritu del texto sobre \"El sufragio adquirirá realidad y sentido cuando haya verdadera elección\" , pero también creo que el voto nulo solo tendrá sentido cuando sean mayores los niveles de participación y organización popular en torno a una agenda social por la sustentabilidad de la vida en El Salvador. Sin negar el derecho a cada quien de expresar su descontento, el llamado a votar nulo debería venir más acompañado de propuestas y soluciones concretas. El mismo llamado es para quienes promovemos el voto estratégico para la viabilización de una depuración.
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Anónimo
01/03/2018
11:42 am
Lastima que se haga tanta esfuerzo académico y hasta espiritual por destruir la única alternativa, por hoy, que tienen los salvadoreños y salvadoreñas. Cerrar los ojos y hasta negar lo que se ha hecho resulta falto de objetividad. Es preferible manifestar de que lado estamos o que es lo que pretendemos, sería más honesto que dejar una orientación a la población que prácticamente la deja en el limbo manifestando que no hay alternativas viables en el país. Se nos olvidan las circunstancias en las que el FMLN ha tenido que gobernar, con un bloqueo permanente desde la Sala de lo Constitucional desde donde la derecha impide cualquier acción que representa amenaza para sus intereses. Si los cambios no fueran reales entonces porque tanto temor de la derecha; ejemplos en el continente tenemos y suficientes, y algunos no son recientes como es el caso de Cuba o también vamos a caer en el lema de la derecha que Cuba es dictatorial y que se violan los derechos humanos a diestra y...
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Anónimo
01/03/2018
09:23 am
Pero a pesar de estas realidades, los políticos entran en pánico cuando las personas ya descubrieron este timo de los políticos y se pronuncian por no ir a votar o anular el voto, como actitud legítima de repudiar a quienes históricamente han engañado a la población llamando a votar usando estribillos gastados, en la búsqueda de legitimar los fraudes, los actos de corrupción y el no cumplimiento de las promesas. Escandalosos grupos de la derecha empresarial intentaron coordinar con la fiscalía sancionar a quienes piden abiertamente la anulación del voto, aunque sabiamente el Arzobispo apuntó que la anulación del voto es una instancia permitida por la Constitución. El miedo de ellos es que sean tantos los votos nulos o abstenciones den al traste con lo que algunos llaman \"circo electoral\".Porque, quien va a creer en un diputado que ofrece el cielo y las estrellas, siendo que esas promesas serían llevadas por la asamblea en su conjunto y no por nadie en particular.
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Anónimo
28/02/2018
19:31 pm
Este artículo es digno de publicarse en todos los medios de información posibles. Tal vez así comienza a despertar el pueblo de su letargo. O tal vez así, poco a poco, deja de ser tan insensible a los problemas desatendidos por los políticos corruptos que nos gobiernan desde hace mas de una centuria. Yo he estado entre pobres, y lastimosamente, aun entre ellos, prima el individualismo y las ansias de ser influyentes, de ser los distinguidos del cantón, o del poblado. Ello es solo un pequeño ejemplo del diabólico mal estructural que se difunde por todos los estratos, desde las altas esferas de poder. Por eso los ricos nada tienen que temer, su maldad y egoísmo ya está presente en los genes de una gran parte de la población, excepto en no pocos salvadoreños. Ellos aun constituyen la esperanza de cambio. Oremos, para que El Santo Espíritu de Dios mueva y conmueva a este pueblo, que toque sus conciencias y corazón, para un cambio radical que inicie en el individuo.
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