Transformación de la educación en la era digital

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Pauline Martin
06/05/2014

La reciente ampliación de servicios tecnológicos en las aulas de la UCA genera muchas expectativas sobre qué sucede en las instituciones de educación superior en la era digital. En el pasado, se ha caracterizado a las instituciones educativas en general —y particularmente a las de educación superior— como "dinosaurios", esto es, que no se transforman ni se actualizan con agilidad. Si la era digital exige un cambio hacia una comunidad de aprendizaje flexible, diversa y que responda a las demandas actuales, sin perder la misión universitaria de generación de conocimiento, es necesario hacer tres reflexiones: una filosófica, una psico-cognitiva y una pedagógica.

La filosofía nos llama a una reflexión sobre la razón de ser de la educación y el tipo de persona que se quiere formar en la educación superior. En la era digital, reconocemos que la tecnología no es un recurso más u otra herramienta de comunicación; reconfigura la cultura, la economía, las relaciones sociales y las formas de trabajar, comunicarnos y generar conocimiento. Al revisar la cuestión fundamental de para qué educar, es evidente que no es para transmitir contenidos, conceptos o temas, sino para prepararse y participar en la sociedad digitalizada, para construirla y transformarla. La educación prepara para el entorno laboral, pero también para la democracia y la convivencia con valores y criticidad en un mundo cambiante. Así, la pregunta por la educación se vuelve compleja: cómo formar ahora para un futuro tan cambiante.

La tecnología abre la puerta a la extensión de la educación en el tiempo y el espacio, por lo que las expectativas de la población estudiantil cambian. No esperan únicamente el traslado de conocimientos en un espacio físico, porque estos se encuentran con facilidad en la Web. Más bien, el estudiante exige oportunidades de crear, pensar, soñar y tener voz, todo con la esperanza de prepararse para la vida en un mundo tecnológico en continuo avance.

La segunda reflexión se hace desde la perspectiva psico-cognitiva, sobre cómo aprendemos, cómo asimilamos y formamos conceptos, y cómo desarrollamos procesos de razonamiento. La primera lección en la era digital es que se está transformando la forma de pensar como resultado de las tecnologías. Todo profesor universitario debe tener claro que los estudiantes captan información de muchas maneras, con más énfasis en lo visual, lo icónico y la organización en forma de hipertexto, mientras nuestros procesos de enseñanza tienden a ser muy lineales y de texto escrito. Nos enfocamos en las distracciones que causan las tecnologías, pero no reconocemos que hay cambios en la manera de aprender a consecuencia de su uso.

Por otra parte, debemos comprender la diferencia entre poseer nociones del conocimiento y tener dominio de este. Por un lado, los estudiantes, por el acceso que tienen a información, ya traen nociones sobre cualquier tema, pero no sienten la urgencia de tener dominio completo sobre algo, pues saben que cualquier cosa se puede consultar en la Web. Es más importante, por tanto, desarrollar la habilidad de aprender a aprender, saber dónde buscar y encontrar, y tener criterio para valorar información, más que dominar un cuerpo de conocimientos. El aprendizaje se ha vuelto, además, un proceso activo, colaborativo e interactivo, en contraste con la enseñanza individualista, unidireccional, pasiva y enfocada en textos escritos lineales. Con las tecnologías se facilita el trabajo en equipo, la lectura y redacción colaborativas y la interacción. Pueden dar respuesta a una diversidad de formas de aprender, con ritmos distintos y estrategias diferenciadas.

Finalmente, desde la perspectiva pedagógica, es necesario revisar la enseñanza, los recursos y el currículo debido a que los cambios en el entorno y en las formas de aprender obligan a su vez a un cambio en el proceso pedagógico. Las implicaciones pedagógicas de la era digital son varias. Por ejemplo, los profesores ya no son la única fuente ni mucho menos la más accesible y completa del conocimiento. No se aprende únicamente en una institución educativa; incluso, se puede sentir que dentro de las "torres de marfil" no hay aprendizaje para la vida. La metodología requiere generar más resolución de problemas, habilidades cognitivas de alto orden y más comunicación.

Actualmente, tenemos otros recursos culturales, comunicativos y didácticos a nuestra disposición en las aulas de la educación superior: multimedia, redes sociales y tecnologías didácticas, entre otros. Necesitamos diseños curriculares más flexibles, con una organización menos lineal que los planes de estudio. Los objetivos didácticos deben orientarse a procesos, no solo a hechos; y a preguntas, no solo a datos.

En fin, la transformación de la educación superior en la era digital pasa por una reflexión filosófica sobre la razón de ser de la educación, una psico-cognitiva sobre los cambios en el aprendizaje y una pedagógica que nos impulsa a actualizar las formas de enseñar. El reto es convertir las tecnologías de la información y la comunicación en tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento, fortaleciendo así la formación universitaria.

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Anónimo
08/05/2014
20:20 pm
Buenas reflexiones. Porobablemente cabe dentro de la psico-cognitiva, o presente una categoría aparte, la sociológica, ya que la intrrelación social con pares, cercanos y lejanos, independeintemente de espacio y tiempo, también ha sido radicalmente transformada por la mediación de las tecnologías contemporáneas, y del mismo modo contribuye (o no) a la forma en que los jóvenes aprenden hoy en día. Este aspecto debe ser igualmente considerado.
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