Estos días se ha dado a conocer por diversos medios que Carlos Calleja y Javier Simán han iniciado una carrera que los podría convertir en candidatos para las elecciones presidenciales por parte del partido Arena. Esto es algo que ya se veía venir y, por tanto, no sorprende. Ambos podrían pretender sacar ventaja de su inexperiencia política para presentarse como distintos a los políticos tradicionales. En este esfuerzo se les presentaría un gran dilema.
Por un lado, al querer ser candidatos presidenciales cada uno por su lado en el mismo partido, no les quedaría otra alternativa que competir uno contra el otro. Al incursionar desde el ámbito empresarial, la competencia entre ambos podría tener un inicio equilibrado. Los dos partirían del mismo punto. Por lo que se ve ambos han iniciado ya su “pre-campaña” en el intento de posicionarse en las mentes y corazones de los militantes areneros que tendrán que decidir a cuál de los dos prefieren como candidato presidencial. Dicho intento equivale a sacar ventaja sobre el otro. Cuanto más adelantado esté uno respecto del otro en la carrera presidencial mejor. Eso les ha llevado a adelantarse frente a cualquier otro posible precandidato arenero. Y, en la práctica, les ha llevado a hacer propaganda electoral fuera del tiempo estipulado por el Código Electoral.
Por otro lado, las elecciones presidenciales son hasta 2019. Arena todavía no ha cerrado su proceso de selección de los candidatos a diputados y concejos municipales para las elecciones de 2018. ¿Les importa esto a Calleja y Simán?. Parece que ellos no están dispuestos a perder el tiempo frente al que consideran su adversario más importante, el actual alcalde de San Salvador aun cuando este todavía no es candidato. Así que la estrategia propagandística de aquellos no solo tendría que ver con su competición interna sino con las elecciones de 2019. Calleja y Simán estarían ambos aprovechando el proceso interno en Arena para hacer propaganda anticipada de cara a 2019.
Es cierto que ninguno de ellos está pidiendo el voto y, por tanto, pueden argumentar que no están haciendo propaganda electoral. El vacío legal al respecto permite recurrir a esta argucia. Pero es aquí donde se les presentaría, pues, un gran dilema: o dan ejemplo de su intención de respetar las leyes y posponen su carrera electoral, al menos hasta que Arena inicie su proceso de selección de candidatos presidenciales; o burlan el marco legal como suelen hacer los políticos tradicionales y siguen adelante con su estrategia y propaganda electoral. Si optan por este lado del dilema, su pretensión de presentarse como diferentes a los políticos tradicionales será más ilusoria que real.