Cuando el reparto de escaños se lleva a cabo mediante un sistema electoral proporcional, se suele decir que todos los contendientes ganan. Contrario a lo que ocurre cuando los escaños se reparten según un sistema electoral mayoritario en el que el ganador se lleva todo. En este caso, los otros contendientes son los perdedores de las elecciones. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la elección presidencial. Y es lo que ocurría cuando, en El Salvador, se disputaban los concejos municipales por mayoría simple. Pero realmente, ¿no hay derrota en las elecciones legislativas?
En realidad, aunque todos los partidos contendientes pueden ser ganadores en la medida en que pueden obtener alguna cuota parlamentaria, algunos pueden ser considerados perdedores. Esta condición se daría cuando cualquiera de los contendientes ve disminuir su caudal de escaños parlamentarios. Tales contendientes serían perdedores porque han perdido escaños. Estaríamos ante una especie de derrota relativa. Si en 2018, Arena obtiene menos escaños de los 35 que ganó en 2015 estaría en esta condición. Lo mismo pasaría si el FMLN logra menos de 31, GANA menos de 11, PCN menos de 6 y si el PDC se queda fuera del reparto. Esta condición de derrota relativa podría suceder si logra entrar al reparto alguno de los candidatos no partidarios o si hay, simplemente, una redistribución de los escaños entre los cinco grupos parlamentarios actuales, de tal manera que lo que gana uno lo pierde otro.
Sin embargo, para Arena o el FMLN hay un escenario posible que constituiría una real derrota electoral. Un resultado que pondría a prueba a la institucionalidad electoral si uno de esos dos partidos no está dispuesto a aceptar esa derrota. ¿De qué se trata?
Cuatro, de los cinco, magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, los titulares de la Fiscalía General de la República, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, la Procuraduría General de la República, los miembros del Consejo Nacional de la Judicatura y los magistrados del Tribunal Supremo Electora son nombrados por la Asamblea Legislativa con los votos de una mayoría calificada de dos tercios de los diputados electos, es decir, 56 diputados. La misma mayoría se necesita para la aprobación de empréstitos y la ratificación de reformas constitucionales. El resultado electoral de 2015 hizo que ninguna de esas mayorías fuese posible constituirla sin la presencia de Arena o del FMLN. Ambos partidos han tenido así una capacidad de veto que les ha obligado a negociar y pactar entre ellos. Aunque Arena perdió una diputada a lo largo de la legislatura mantuvo su poder de veto.
Solamente Arena y FMLN tienen actualmente la condición de ser jugadores con veto. Por tanto, estos partidos son lo que pueden ser realmente perdedores en 2018. Eso ocurriría si sus respectivas bancadas disminuyeran hasta los 28 diputados. Este sería el resultado fatídico para ellos. Con 28 diputados quedarían fuera de las decisiones legislativas que requieren de 56 votos. Con un resultado así, cualquiera de estos dos partidos sería un auténtico y real perdedor. La aritmética hace que el FMLN esté más cerca de esta derrota pues bastaría que perdiera 3 de sus actuales 31 diputados. El desgaste del Gobierno luego de tres años de gestión podría contribuir a esta derrota. Por su parte, Arena está un poco más lejos de ese escenario pero no por ello resulta imposible. Una cosa es muy probable: un escrutinio electoral dudoso será aprovechado por cualquiera de estos partidos para generar caos y buscar, por otros medios, evitar esa derrota.