"Hay un tipo de riqueza inactiva, pródiga y dedicada al placer, cuyo beneficiario se comporta como un individuo efímero, activo sin un fin, que concibe el trabajo esclavo de los otros, la sangre y el sudor humanos, como la presa de su codicia y considera a la humanidad y a sí mismo como un ser destinado al sacrificio y superfluo", afirma Karl Marx en Los manuscritos de 1844. Para conversar sobre su obra y legado, a La hora de Sofía asistieron Ricardo Ribera, del Departamento de Filosofía; y Julia Evelyn Martínez, del Departamento de Economía.