Calidad docente y acceso a la educación

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Editorial UCA
21/01/2015

Si tuviéramos que resumir las carencias y debilidades de nuestro sistema educativo, nos centraríamos en dos problemas. Uno, el de la poca calidad docente, que se traduce en niveles educativos bajos; y dos, la poca e inequitativa cobertura del sistema. Si el ideal en la actualidad es atender y escolarizar a los jóvenes desde los dos hasta los 18 años de edad, se observa una enorme brecha de atención. Si bien desde el fin de la guerra se ha logrado llegar a niveles importantes de escolarización primaria, en la preprimaria y el bachillerato los porcentajes de estudiantes respecto a la población son de menos del 50%. Y en el terreno de la calidad, la PAES demuestra año con año no solo los bajos niveles educativos, sino la mínima o nula progresión en la calidad. La inequidad en los procesos educativos es evidente al final de los mismos, y se comprueba al comparar los resultados en la PAES de los deciles con mejor calificación y los peor calificados.

En ambos terrenos, cobertura educativa y calidad, hay que hacer enormes esfuerzos. El Ministerio de Educación ha optado por elaborar un plan para actuar sobre lo que con más inmediatez puede resolverse: un plan de capacitación que multiplique conocimientos, que eleve al grado de especialistas en su materia a los maestros y que consiga que la totalidad de las asignaturas escolares sean impartidas por personas que dominan tanto la técnica pedagógica como un conocimiento responsable y serio de su área. El plan es ambicioso pero realista; está bien diseñado y ofrece a los maestros la posibilidad de superarse e incluso conseguir mejores prestaciones económicas. Porque es evidente también que el magisterio está mal pagado y obliga a multiplicar actividades para poder vivir de un modo al menos cercano a las expectativas de bienestar de un profesional. Las quejas de algunos gremios que exigen que la capacitación se haga y se ofrezca en horarios lectivos resultan desproporcionadas. Si se trata de una oferta libre para mejorar tanto conocimiento como salario, lo obvio es que se lleve a cabo en un horario que no afecte más la ya deteriorada atención al estudiante.

Aunque la calidad educativa preocupa en medios pedagógicos especializados y en las universidades, lo cierto es que el tema no ha entrado en el debate público ni en la preocupación de la ciudadanía. La violencia y las dificultades económicas son tan pesadas que hacen olvidar otras cuestiones urgentes y prioritarias. Pero la cobertura académica y la calidad educativa son fundamentales para resolver ambos problemas, que normalmente llenan en altísimos porcentajes las listas de preocupaciones de la ciudadanía cuando se hacen encuestas de opinión. No hay duda de que los jóvenes estarían mucho menos expuestos a la delincuencia y a la violencia si permanecieran en la escuela hasta los 18 años. Y más todavía si al terminar sus estudios de bachillerato contaran con una socialización positiva y constructiva, y con conocimientos que les permitieran incorporarse a la vida productiva o seguir estudios universitarios.

La educación prolongada, universalizada y de calidad debe convertirse en un clamor popular. Sin educación, sin mejora sustancial de las metas educativas, no habrá desarrollo, ni trabajo de calidad, ni posibilidades reales de construir un país más pacífico y seguro. No es el único remedio contra la violencia y el subdesarrollo, pero sí un factor imprescindible para un desarrollo armónico y equitativo, para una convivencia pacífica, dialogante y constructora de un futuro digno.

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Anónimo
22/01/2015
08:25 am
Cobertura y calidad, son temas tratados desde la reforma de 1995, obviamente las estrategias empleadas no han logrado superarlas y es que una va unidad a la otra, porque mejor no se pone el foco de atención en la motivación a los estudiantes y el buen desempeño docente, ya que de eso depende realmente que se de una amplia cobertura y calidad en el servicio del aprendizaje.
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Anónimo
21/01/2015
12:47 pm
Efectivamente la calidad y acceso son preocupaciones, pero hay que recordar que son consecuencias de decisiones políticas sobre formación inicial, escalafón, asignación de plazas, etc. La formación en servicio NO otorga mejoras salariales, porque el escalafón solo toma en cuenta años de servicio. El escepticismo viene en parte de promesas fallidas del pasado reciente que solo sirven para aumentar el negativismo del magisterio ante las propuestas de capacitación. En fin, no hay evidencia que las capacitaciones masivas \"igual para todos\" en las áreas de especialidad mejoren la educación. Mucho se enfoca en el enseñar y no en el aprender, y las condiciones necesarias para lograr un aprendizaje significativo.
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Anónimo
21/01/2015
10:47 am
Se han vertido en diferentes medios de comunicación información desalentadora en función del nuevo programa de formación docente, pero lo cierto es que es necesario, si bien este debe de ir de mano de un proceso de dignificante de la carrera docente, lo que implica no solo aumentar salarios y prestaciones sino profesionalizarlos y actualizarlos, que la opción de ser un educador no pase porque esta sea la carrera mas fácil, si no por una verdadera vocación educadora y transformadora que tanto necesita nuestro país.
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