El Enade

8

La gran empresa ha tenido una vez más su encuentro nacional. Y ha publicado su propuesta de empleo, productividad y desarrollo. Un documento interesante para debatir y leer, pero plagado de contradicciones y afirmaciones muy discutibles. Si algo demuestra el documento del Enade, es que a la empresa privada, especialmente a los grandes empresarios, les hace falta mucho más debate y formación.

Para empezar, el documento habla ingenuamente del proceso de reducción de la pobreza en El Salvador en los años precedentes a la crisis internacional actual, pues ignora totalmente que esa reducción de la pobreza era muy vulnerable. El propio PNUD advertía antes de la crisis que el 80% de la población laborante en El Salvador no tenía lo que en términos técnicos se llama un empleo con salario decente. De hecho, si aceptamos que —como decían los gobiernos de Arena—los salvadoreños en pobreza representaban un 30% de la población, tendremos que reconocer que a causa de la crisis, en aproximadamente dos años, el número de pobres ha crecido en El Salvador un 50%. Esto es lo que se desprende a partir de los cálculos gubernamentales, que nos dicen que la población en pobreza ha pasado del 30% al 45%. Quince puntos porcentuales más equivalen en efecto a un crecimiento del 50% en el número de pobres existentes previamente. Y ello demuestra lo terriblemente falso y vulnerable que era el sistema de desarrollo salvadoreño.

En El Salvador nunca ha habido una política seria de redistribución de la riqueza. Y esa debería ser la gran tarea de todos, mejorando al mismo tiempo la productividad y la seguridad jurídica y ciudadana. Sin entender ni discutir este tema, la empresa privada no será un factor pleno de desarrollo. Al menos si partimos de la premisa indispensable de que el desarrollo sea equitativo y patrimonio de toda la ciudadanía. Porque el desarrollo o es patrimonio de todos y todas, o no será verdadero desarrollo.

La concepción de desarrollo del documento del Enade, demasiado enraizada en el mercado, brilla en sus detalles, muchos de ellos alucinantes. Por ejemplo, pedir la prueba internacional TOEFL de conocimiento de inglés al final del bachillerato es tener poca idea de lo que es el bachillerato salvadoreño y sus posibilidades. Ciertamente, es importante que al terminar el bachillerato nuestros estudiantes sepan mucho más inglés del que ahora conocen al concluir sus estudios. Pero en un bachillerato en el que se sale con un bajo nivel de conocimiento del castellano y un deficiente conocimiento de las matemáticas, no se puede priorizar el inglés como elemento fundamental de formación. Hay que mejorar el inglés, pero hay otras mejoras indispensables y más cruciales en el terreno educativo para el pleno desarrollo de nuestro país. A no ser que la máxima aspiración de la empresa privada sea que nuestros bachilleres se marchen a lavar platos a Estados Unidos y nos envíen mayor cantidad de remesas para captación de quienes se queden haciendo negocio en El Salvador.

La lista de solicitudes en el campo de la seguridad muestra también el poco conocimiento del tema. Si la empresa privada está preocupada por todo lo que tiene que invertir en seguridad privada, debería pensar si no sería más rentable invertir en una fuerza policial con mayor número de policías y mejor preparada. Ello implica también una responsabilidad mayor de nuestro Gobierno. Pero una alianza empresa-Gobierno para mejorar la PNC, tanto en número como en formación, poniendo más dinero la empresa privada, y más responsabilidad y seriedad el Gobierno, sería sin duda mucho más eficaz.

Por otra parte, falta en el documento un planteamiento serio y responsable sobre una reforma fiscal. Ese es el gran tema de diálogo que la empresa privada debe asumir con la sociedad y con el actual Gobierno. Es cierto que el Gobierno tiene que hacer mayores inversiones en educación, salud, seguridad. Pero los fondos tienen que salir de alguna parte. Y no se puede decir alegremente que tienen que salir de todos. Porque de ese 45% de pobres, o de ese 80% que no tiene un salario decente, difícilmente pueden salir más fondos de los que ya están aportando. Aportación de los pobres que por la vía del IVA afecta con mucha más dureza a su presupuesto que el impuesto sobre la renta a las empresas y a las clases media-altas y altas.

Con todo y las críticas, el documento del Enade es un buen punto de partida para debatir con la empresa. Pero algunas cosas realmente sobran. Pedir que se impulse el turismo de salud mientras se dice que hasta el año 2024 habrá un sistema de salud unificado en el país es sencillamente una muestra paladina de la falta de sensibilidad social de quienes escribieron el documento. Otras propuestas asombran por la ignorancia que implican. Por ejemplo, la de ampliar la emisión del DUI desde el nacimiento. Viendo la incapacidad de Docusal (por cierto, una empresa privada) para cubrir la renovación del DUI, la gran empresa debería ser un poco más cauta en sus propuestas. Si se emitiera el DUI a partir de los 16 años, y este fuera simultáneamente el número de registro tributario, se estaría dando un paso serio en la modernización del Estado. La propuesta de extensión del DUI al nacimiento es, por el contrario, cómica, da risa.

Como grupo, la empresa privada tiene un enorme liderazgo en el país, aunque haya bajado su prestigio ante la opinión pública. Sin la empresa privada no habrá desarrollo en el país, y eso tenemos que tenerlo muy claro todos, incluidos los militantes más radicales del FMLN. Pero también la empresa privada debe escuchar más a quienes saben más que ellos de desarrollo en justicia y equidad. Al mercado le toca producir riqueza, al Estado le toca redistribuirla y a la ciudadanía supervisar la justa redistribución. El Estado tiene que escuchar a la empresa, pero también tiene que ser responsable con el desarrollo justo y equitativo. Viendo el documento del Enade se advierte que el empresariado necesita con urgencia escuchar más a la población civil, y a la población en general, tan golpeada por carencias económicas y sociales.

Lo más visitado
0