Lecciones de las encuestas

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Editorial UCA
04/07/2023

La semana pasada se publicaron los resultados de dos encuestas en las que, entre otros temas, se consultó a los ciudadanos sobre su valoración del cuarto año de gestión del actual Gobierno. Ambas, la del Iudop y la de Fundaungo, coinciden en dos aspectos importantes: la alta popularidad del presidente y la mayoritaria preocupación por la economía. Más allá de los errores que haya cometido, la gestión de la pandemia y la práctica anulación de la actividad de las pandillas pesan positivamente en favor del Gobierno. La preocupación por la economía, una constante en todas las encuestas desde hace años, solamente sobrepasada en ocasiones por el problema de la violencia, no parece afectar al ejercicio político del Ejecutivo y de la Asamblea Legislativa. Esto hace pensar que difícilmente habrá después de las elecciones un escenario político diferente al actual, aunque sí más cuestionado en cuanto a la legalidad del poder.

Sin embargo, falta todavía más de medio año para las elecciones, con una serie de cambios en el esquema político de inciertos efectos en la opinión pública. Las encuestas reflejan que son las alcaldías, dominadas mayoritariamente por el partido cyan, las que más inconformidad generan. El propio presidente dio unas declaraciones ampliamente negativas contra la mayoría de los alcaldes y sus cabildos. Según la encuesta de Fundaungo, un 49% de la población valora como mala o muy mala la gestión municipal. Frente a ello, Nuevas Ideas está presentando a algunos de sus diputados como candidatos a alcaldes. La reducción del número de alcaldías, aunque en algunos lugares necesaria, parece obedecer al fracaso en la gestión edilicia de Nuevas Ideas. La reestructuración municipal, al disolver la importancia de los liderazgos muy locales, favorecerá sin duda a quienes mayor peso tienen en estos momentos en las estructuras nacionales.

Ante este panorama, llama la atención que el mayor esfuerzo de los partidos de oposición esté dirigido a lograr una candidatura presidencial competitiva. Desde una lectura de los resultados de las encuestas, lo lógico sería trabajar con mayor intensidad allí donde el poder establecido está más débil: el territorio municipal. En el mediano y largo plazo, el triunfo en varias alcaldías podría tener para la oposición un mayor efecto en el juego democrático que una derrota amplia en las elecciones presidenciales. Sin embargo, según parece, la idea de que la Presidencia de la República es más importante que toda consideración práctica y que cualquier necesidad ciudadana sigue enquistada muy profundamente en la clase política. Abandonar el trabajo de base y olvidar las inquietudes y necesidades más primarias de las personas en el territorio no suele llevar muy lejos, ni a los triunfadores ni a los perdedores.

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