Ultraconservadurismo cool

El término “ideología de género” es un invento del conservadurismo más radical y reaccionario para descalificar la lucha de las mujeres por la igual dignidad. Se utiliza con intencionalidad negativa y despectiva para deslegitimar el empoderamiento femenino y la diversidad a la que progresivamente se han ido abriendo las sociedades, las culturas, los países. En el fondo, el uso del término “ideología de género” pretende atribuir un carácter dogmático a las ideas de igualdad y respeto de la vivencia personal de la identidad, el género y la sexualidad; busca destruir las reivindicaciones de las mujeres y de los movimientos de la diversidad sexual con el argumento de que van en contra de la naturaleza y de la familia. y que ponen en peligro el orden social establecido.

Como categoría de las ciencias sociales, la ideología de género no existe. Lo que sí es una categoría de análisis es el género, un concepto al que se le asocia una definición que permite estudiarlo desde diferentes ópticas. Para hablar de género, los términos más apropiados son “perspectiva de género”, “teorías de género” o “enfoque de género”. El punto de partida de la perspectiva de género es que la sociedad asigna a los hombres y mujeres unos roles estereotipados que organizan la convivencia de manera tal que las mujeres son discriminadas por el solo hecho de ser mujeres. Hoy en día hay un amplio consenso científico sobre la desigualdad estructural de género y la discriminación contra las mujeres como realidades determinantes de la vida social.

El sexo es biológico; el género, una construcción social. La lucha por la equidad de género es también social. Descalificarla tildándola de ideología es, para efectos prácticos, perpetuar las desigualdades e inequidades históricas. Desde la lógica de los derechos humanos, toda persona tiene los mismos derechos, independientemente de su sexo, nacionalidad, credo religioso, raza, condición económica u orientación sexual. Pese a los ataques y al odio, esta verdad primera no pierde su fuerza ética y normativa. En este sentido, excluir de la educación formal la perspectiva de género o borrar de la documentación oficial el término LGBTI+, como parece que ha decidido el Ejecutivo, llevará al país al sótano de la historia. Además, suspender las reuniones entre el Sistema Básico de Salud Integral y los colectivos de la comunidad LGBTI+, y retirar el material educativo sobre el VIH de las clínicas públicas son medidas que afectarán negativamente la salud de toda la población.

Dejar sin educación a la población la pone en riesgo de contagio. El país involuciona. Con todo, la interesada volubilidad del presidente no sorprende. En su primera campaña a la presidencia habló de la importancia de la lucha de la comunidad LGBT+ y afirmó que quería estar del lado correcto de la historia, declarándose aliado de aquella. Hoy, en el contexto de uno de los máximos eventos de los sectores ultraconservadores, prefiere congraciarse con la fauna más grotesca de la derecha global, en la que se mezclan neonazis, negacionistas del cambio climático y conspiranoicos. El presidente está a su anchas, ya sin necesidad de caretas.