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Este año, el Festival Verdad de la UCA se realizará en el marco del XX aniversario de la publicación del Informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador y a 20 años de la promulgación de la ley de la amnistía. Ante la importancia del Informe para la justicia, la dignidad de las víctimas de la guerra civil y la reconciliación de la sociedad salvadoreña, en este Festival se retoma el espíritu de búsqueda y conocimiento de la verdad que se refleja en cada uno de los casos relatados en el documento.
Sobre el Informe de la Comisión de la Verdad
La Comisión de la Verdad, después de meses de trabajo, entregó su Informe el 15 de marzo de 1993. Al grupo le correspondió investigar y analizar los hechos de violencia ocurridos en El Salvador entre enero de 1980 y julio de 1991.
La Comisión registró más de 22,000 denuncias; de estas, más de 7,000 fueron recibidas directamente en las oficinas de la Comisión y las demás llegaron por medio de instituciones gubernamentales y no gubernamentales. Más del 60% del total corresponden a ejecuciones extrajudiciales; más del 25% a desapariciones forzadas; y más del 20% incluyen denuncias de tortura.
Casi un 85% de los casos fueron atribuidos a agentes del Estado, grupos paramilitares aliados de estos y escuadrones de la muerte. Mientras que de las denuncias registradas se responsabiliza en el 5% de los casos al FMLN.
No obstante a su gran número, los casos denunciados y registrados no representan la totalidad de los hechos de violencia. En los tres meses de recepción de testimonios, la Comisión solo alcanzó a recibir una muestra significativa. A fines de operatividad, la Comisión restringió su investigación a determinados casos, en circunstancias y patrones de violencia específicos.
En el Informe aparecen los nombres de miembros del grupo económico dominante de la época (oligarquía o elementos cercanos). También se señala abiertamente a altos jefes militares y se recomienda su destitución; y a funcionarios de la Corte Suprema de Justicia, por el encubrimiento de violaciones de los derechos humanos.
A continuación algunos de los casos recopilados en dicho informe.
Desaparición forzada: Chan Chan y Massi. 18 de agosto de 1989
Sara Cristina Chan Chan, de 20 años de edad y fotógrafa de Fenastras; y Juan Francisco Massi, de 25 años de edad, estudiante y sindicalista, se dirigían a pie a sus casas en el bulevar del Ejército. Seis soldados los detuvieron. Pasajeros de los buses que transitaban por la carretera reconocieron a los jóvenes y los vieron con las manos en alto y contra la pared, mientras eran interrogados por los soldados. Desde entonces, siguen desaparecidos.
Masacre en cantón Tehuicho. 23 de julio de 1980
Poco después del mediodía, llegaron al caserío El Bartolillo, en el cantón Tehuicho. Eran cinco, vestían como campesinos y estaban muy armados. Se dispersaron por el cantón convocando a los habitantes a una reunión en la cancha de fútbol. A la fuerza, los reunieron a todos allí y los vendaron. Los desconocidos se identificaron como integrantes de un escuadrón de la muerte y lista en mano procedieron a seleccionar a 14 de los pobladores (12 hombres y dos mujeres), acusados de ser "orejas de la guerrilla". El grupo fue llevado a una quebrada. Al día siguiente, fueron hallados los cuerpos, con evidencias de tortura. El juez de paz, Rodolfo Sánchez, llegó al lugar y se retiró sin realizar el procedimiento de rigor. Durante tres días, los militares impidieron a los pobladores enterrar a sus vecinos y familiares masacrados.
Casos de ejecuciones sumarias de alcaldes. 1985-1988
La Comandancia General del FMLN aprobó y adoptó una política de asesinar a los alcaldes que, a su juicio, organizaban y dirigían redes de espionaje para detectar a los militantes y simpatizantes de la guerrilla, y entregar esa información al Ejército. Joaquín Villalobos, como secretario general del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), tuvo especial responsabilidad en los más de diez asesinatos.
Caso Peccorini Letona. 15 de marzo de 1989
Mientras manejaba su vehículo, Francisco Peccorini Letona, articulista de El Diario de Hoy, fue objeto de un ataque con armas de fuego. Pese a que fue trasladado con vida al Hospital Militar, murió. Su asesinato fue atribuido al FMLN.
Asesinato de los líderes del Frente Democrático Revolucionario (FDR). 27 de noviembre de 1980
En la mañana del 27 de noviembre de 1980, un grupo armado capturó al portero del Colegio Externado de San José y, luego de comunicar por radio: "Pueden entrar", abrieron el portón para que ingresaran varios vehículos que transportaban personas armadas con ametralladoras y fusiles G3. En el recinto, estaban reunidos los dirigentes del FDR: Enrique Álvarez, Juan Chacón (28 años), Enrique Escobar (35 años), Manuel de Jesús Franco Ramírez, Humberto Mendoza (30 años) y Doroteo Hernández. Todos fueron capturados, secuestrados y, finalmente, asesinados. Sus cuerpos se encontraron con impactos de bala (uno de ellos, acribillado con doce disparos) y señales de estrangulamiento.
José Guerrero. 28 de noviembre de 1989
Francisco Guerrero, expresidente de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador y asesor del entonces presidente Cristiani en el proceso de diálogo con el FMLN, fue asesinado mientras conducía por el bulevar de Los Héroes. De los atacantes, uno murió, otro huyó y el tercero, César Ernesto Erazo Cruz, cayó herido. Erazo Cruz declaró haber matado a Guerrero por orden del FMLN. El juez de la causa decretó su detención provisional; sin embargo, en agosto de 1992, fue liberado.
Guerrero procedía en esos días con una investigación sobre el asesinato de los jesuitas en la UCA, y aparentemente había obtenido pruebas. El día de su muerte, portaba documentos que revelaban la identidad de los autores del asesinato de los sacerdotes.
Religiosas estadounidenses. 2 de diciembre de 1980
Dorothy Kazel y Jean Donovan fueron al aeropuerto internacional de Comalapa a recoger a sus compañeras Ita Ford y Maura Clarke, quienes trabajaban en Chalatenango y regresaban de Nicaragua. A la salida del aeropuerto, pasadas las siete de la noche, soldados de la Guardia Nacional las detuvieron. El subsargento Luis Antonio Colindres Alemán ordenó a sus subalternos detener a las religiosas y ejecutarlas. A la mañana siguiente, sus cuerpos fueron encontrados en el camino.
Cantón Las Hojas, departamento de Sonsonate. 22 de febrero de 1983
A las seis de la mañana, soldados del batallón Jaguar llegaron al cantón Las Hojas y, con ayuda de la defensa civil de la localidad —que cubrían sus caras con pañoletas—, sacaron de sus casas, golpearon y amarraron a siete personas que pertenecían a la Asociación Nacional Indígena Salvadoreña (ANIS): Gerardo Cruz Sandoval (34 años), José Guido García (21 años), Benito Pérez Zetino (35 años), Pedro Pérez Zetino (24 años), Marcelino Sánchez Vizcarra (80 años), Juan Bautista Mártir Pérez (75 años) y Héctor Manuel Márquez (60 años). Otros cuarenta efectivos del batallón entraron a la hacienda San Antonio y capturaron a Antonio Mejía Alvarado, Romelio Mejía Alvarado, Lorenzo Mejía Carabante, Ricardo García Elena (19 años), Francisco Alemán Mejía (36 años), Leonardo López Morales (22 años), Alfredo Ayala y Martín Mejía Castillo.
Más tarde, esa misma mañana, pobladores hallaron a la orilla del río Cuyuapa los 15 cadáveres, con señales de haber sido amarrados de las manos y con las caras desfiguradas por los disparos a quemarropa.
Periodistas holandeses. 17 de marzo de 1982
"Contacto con Koos Koster, en el Hotel Alameda, habitación 418. Tel.: 23-99-99. Holandés", se leía en un mensaje encontrado por soldados del destacamento militar de Usulután en la ropa de un guerrillero asesinado. El miembro del FMLN era uno de los contactos del periodista holandés Koos Jacobus Andreis Koster, que estaba en El Salvador haciendo un reportaje sobre la situación política y militar del país por encargo de la televisora Ikon. Lo acompañaban el productor y redactor Jan Cornelius Kuiper Joop; el técnico de sonido Hans Lodewijk ter Laag; y el camarógrafo Johannes Jan Willemsen, todos de nacionalidad holandesa.
El papel con los datos del periodista llegó a manos del coronel Francisco Antonio Morán, director general de la Policía de Hacienda, quien interrogó a los holandeses y les advirtió el riesgo que corría su seguridad. A pesar de esto, decidieron continuar su trabajo y concertaron un encuentro para el reportaje en una zona ocupada por el FMLN, en Chalatenango. Al dirigirse al lugar, junto a unos escoltas del Frente, el grupo fue blanco de una emboscada tendida por soldados del batallón de infantería de reacción inmediata Atonal. Dos de los periodistas corrieron colina abajo, pero fueron alcanzados por los disparos. Los otros dos cayeron muertos con las primeras balas.
Dos años antes, en 1980, Koster elaboró un reportaje sobre las unidades de defensa civil y los escuadrones de la muerte, que tuvo un gran impacto en el extranjero.
Caso militares estadounidenses sobrevivientes de un helicóptero derribado. 2 de enero de 1991
El 2 de enero de 1991, alrededor de las dos de la tarde, en el cantón San Francisco, San Miguel, un helicóptero con tres militares estadounidenses fue derribado por fuego de fusilería de una patrulla del FMLN. El helicóptero cayó desde unos 500 metros de altura, muriendo el coronel David Pickett. La patrulla se acercó al lugar disparando e hirió a los dos sobrevivientes: el cabo Earnest Dawson y el piloto Daniel Scott. Los miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo se marcharon llevándose armas y pertrechos del helicóptero. Sin embargo, uno fue enviado de regreso al sitio y mató a los heridos.
Desaparición forzada: Caso Ventura y Mejía. 22 de enero de 1980
En la mañana del 22 de enero de 1980, una manifestación estudiantil que salió de la Universidad de El Salvador hacia el centro de San Salvador fue disuelta violentamente por las fuerzas de seguridad del Estado frente a Catedral Metropolitana, dejando muertos y heridos.
Dos de los manifestantes, Francisco Arnulfo Ventura Reyes (24 años) y José Humberto Mejía (25 años), ambos estudiantes de derecho, pasaron frente a la entonces Embajada de Estados Unidos después de la manifestación, cerca de las dos de la tarde. Efectivos de la Guardia Nacional apostados en la puerta de la sede diplomática, llamaron a los muchachos y los llevaron al estacionamiento interno. Unos minutos después, un carro entró al parqueo y los guardias entregaron los estudiantes a unos hombres vestidos de civil, quienes se los llevaron en el baúl del vehículo. Esa fue la última vez que los jóvenes fueron vistos con vida. Sus familiares los buscaron en los cuarteles y entre los cadáveres que aparecían en los alrededores de San Salvador, pero no los hallaron.
