Stefany Meléndez, Mauricio Sánchez Montiel, Mauricio Ernesto Guardado, Cindy Martínez, Georgina Hernández, Danilo Murga, Janeth Méndez y Walter Hernández son los estudiantes de Ciencias Jurídicas que representaron a la UCA en el VII Concurso Interuniversitario de Litigación Oral, promovido por el Consejo Nacional de la Judicatura.
El certamen pretende motivar a los estudiantes de leyes para que pongan en práctica sus conocimientos teóricos y desarrollen las habilidades requeridas para desempeñarse con soltura y éxito en los juicios orales.
Oswaldo Feusier, catedrático del Departamento de Ciencias Jurídicas y asesor del equipo de la UCA durante el concurso, considera que "competir contra otras universidades les ayuda (a los estudiantes) a formar carácter y llevar los conocimientos a la práctica. Es una experiencia muy provechosa", explica.
Con respecto a la participación de la Universidad, Feusier asegura que los alumnos de la UCA mostraron "un nivel muy competitivo" y que gracias a esta experiencia fue posible "ver cómo ellos se rozaron con litigantes de otras universidades (...) y demostraron el alto nivel de nuestros estudiantes".
Prueba de ello es que, de las diecisiete universidades que se inscribieron al certamen, la UCA logró llegar a la semifinal, convirtiéndose en una de las cuatro mejores de todo el concurso.
Alcanzar ese resultado supuso mucha preparación y entrega, sobre todo porque los estudiantes tuvieron que combinar las exigencias del certamen con la carga académica propia de la carrera. "Lo teníamos que llevar a la par. No podés dejar a un lado el concurso porque es algo a lo que ya te comprometiste (...); y la vida académica tampoco hay que descuidarla. Fue difícil, pero se pueden llevar al mismo tiempo", explica Mauricio Sánchez, uno de los representantes de la UCA.
Previamente, los jóvenes se entrenaron en la práctica y desarrollo de las técnicas de litigación: forma en que se interroga a un testigo, modo de exposición de casos ante un juez, y manera de interrogar y de elaborar estrategias creíbles y argumentadas. "Todo el protocolo para hablar con un juez era lo que se estaba examinando", resume Feusier.
Durante el concurso, a cada equipo se le asigna el rol que debe desarrollar durante la audiencia: defensa o parte acusadora (fiscalía). De acuerdo a esto, y en base a un caso que era entregado con anticipación, los estudiantes preparaban a sus testigos y los argumentos con que sustentarían el caso.
Esta dinámica, según comenta Sánchez, les permite superar algunos temores como "hablar en público y desenvolverse frente a jueces que tienen años ejerciendo". A la vez, los jóvenes concursantes comprenden que las satisfacciones de participar en eventos como este van más allá de la experiencia personal. "Hay que tratar de mejorar el sistema y para esto es necesario mejorar la oralidad en los procesos. Es importante que la Universidad se preocupe por sacar mejores profesionales, y promover la participación en estos concursos ayuda a eso", afirma Georgina Hernández, estudiante de tercer año de Ciencias Jurídicas, que también representó a la UCA en el concurso.
El pasado miércoles 25 de noviembre, el equipo de la Universidad debía enfrentar, en la semifinal, al de la Universidad Católica de El Salvador. Pero debido a un cambio en la hora de inicio de la audiencia, que no fue notificado adecuadamente por los organizadores del evento, los jóvenes de la UCA llegaron 30 minutos tarde y el Consejo Nacional de la Judicatura decidió eliminarlos del certamen.
A pesar de este "sinsabor", como lo describe Feusier, Hernández rescata lo que a su juicio es lo más valioso de la experiencia: "El espíritu de lucha que teníamos nosotros (...) de eso dependía que todo nos saliera bien".