Escuchar es comunicar

La Organización Mundial de la Salud decretó el último sábado de septiembre de cada año como el Día Internacional de las Personas Sordas, en la búsqueda de erradicar la discriminación contra este sector de la población. Y es que toda persona afectada por una discapacidad, sea cual sea esta, tiene los mismos derechos que el resto de la población.

Sin embargo, las personas sordas no siempre disponen de los recursos económicos para gozar de esos derechos. En atención a esa realidad, en 1996 nació en España la Fundación de Otología García-Ibáñez, la cual proporciona implantes cocleares a personas sordas de escasos recursos alrededor del mundo.

El implante coclear es una prótesis que se coloca en el oído para estimular el nervio auditivo y recobrar la audición. El dispositivo se prescribe a pacientes que sufren sordera por una disfunción que afecta las células sensoriales de la cóclea.

Para profundizar sobre esta temática, la UCA, a través del Departamento de Ciencias de la Educación, llevó a cabo la conferencia "Estado actual del implante coclear y hablar-comunicar". El evento se desarrolló el 7 de diciembre en el auditorio del Edificio de Aulas "D".

José María Tojeira, director de Pastoral Universitaria, dio el saludo inicial. El jesuita valoró que "estamos en un momento de mucha significación humana y nos estamos interesando por un tema en el que ha habido muy poco interés en el país (...); un tema que involucra a personas llenas de dignidad, pero privadas de algún recurso natural físico".

Tojeira estableció un paralelo entre los avances de la ciencia como un acercamiento a algunas acciones de Jesús. "En la curación, Él expresaba las promesas del Reino de Dios, de la felicidad, del ser plenamente humanos y de integrarnos todos a una comunidad fraterna (...). Cuando la ciencia hace cosas muy parecidas a lo que antes se llamaba un milagro, estamos haciendo lo mismo".

Los invitados para hablar sobre la temática fueron Sonia Ramos, especialista en la rehabilitación de la audición y el lenguaje de la ONG española Economía y Colaboración Solidaria con las Personas Sordas (Ecosol-sord); y Luis García-Ibáñez, otorrinolaringólogo de la Fundación García-Ibáñez de Barcelona (España). García-Ibáñez visitó el país para realizar cinco implantes cocleares. Dichas operaciones fueron apoyadas por Ecosol-sord, Fundación de Otología García-Ibáñez y el Instituto Salvadoreño del Seguro Social y el Hospital de Niños Benjamín Bloom, gracias a las gestiones del Ministerio de Salud.

Antes de dar paso a sus ponencias, a los especialistas se les otorgaron dos reconocimientos. El primero, en nombre de la Universidad por su compromiso de mejorar las condiciones de desarrollo de la niñez salvadoreña con discapacidad a través de los implantes cocleares. Y el segundo fue entregado por la Asociación Pro Personas Sordas con Implante Coclear, como una muestra de aprecio por su invaluable labor.

En su presentación, García-Ibáñez mencionó datos alarmantes. Según el médico, "se estima que en el mundo existen 123 millones de personas con alguna discapacidad auditiva". Además, "entre uno y tres de cada mil niños adquieren la sordera durante la infancia", y "entre diez y 15 de cada mil niños llegan a la adolescencia con un problema auditivo".

Por su parte, Sonia Ramos subrayó que este tipo de implantes permiten que los niños desarrollen el habla a un nivel auditivo normal; alcancen una mayor captación del entorno, es decir, descifren cualquier tipo de sonidos; y tengan una mejor audición en ambientes ruidosos. No obstante, Ramos también señaló que por sí solo el implante no es suficiente. "La parte más importante es la rehabilitación, ya que es la base para que el niño realmente desarrolle el habla y logre comunicarse".

Para colaborar en el esfuerzo de atención a personas con problemas auditivos, la UCA inauguró en 2009 el Centro de Atención para la Comunicación y el Lenguaje, cuyo principal objetivo es atender a niños y niñas con deficiencia auditiva y con dificultades para comunicarse de manera oral y escrita. El Centro, ubicado dentro del campus de la Universidad, cuenta con el espacio y el equipo adecuados para realizar las terapias, a través de las cuales los menores aprenden a percibir e interpretar los sonidos del mundo que les rodea.