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Este año, el Festival Verdad, un espacio de conmemoración de la memoria histórica y de reclamo de justicia para las víctimas de El Salvador, tuvo una particularidad: las actividades más esperadas y con mayor incidencia social (el Tribunal para la Justicia Restaurativa y el concierto) fueron en Suchitoto. Benjamín Cuéllar, director del IDHUCA, explica que la decisión de trasladar los principales eventos a este municipio, ubicado en el departamento de Cuscatlán, se debió a que "es hora de acercarse a la gente que más lo necesita". Suchitoto fue uno de los pueblos abatidos por el pasado conflicto armado, y en la memoria de sus habitantes aún están frescos los recuerdos de las barbaries cometidas por el Ejército en la localidad. El Festival Verdad 2010 "Romero: treinta años de impunidad" se llevó a cabo del 25 de marzo al 10 de abril.
El jueves 8 de abril, en el Centro de Arte para la Paz de Suchitoto, la inauguración de las sesiones del II Tribunal Internacional para la Justicia Restaurativa en El Salvador estuvo a cargo del P. José María Tojeira, rector de UCA. "Lo que ayer llorábamos con lágrimas hoy lo celebramos con alegría, porque la fuerza de las víctimas supera con creces la del victimario", expresó Tojeira, dirigiéndose a los asistentes y a los miembros del Tribunal. Insistió, asimismo, en la importancia del reconocimiento de las víctimas, pues son ellas quienes "despiertan el hambre y la sed de justicia, un sentido profundo de la misericordia y la solidaridad, y generan capacidad de reconciliación".
Tras las palabras del Rector, se abrió la sesión y se pasó a los relatos. Durante las siguientes jornadas, se escucharon testimonios de asesinatos y torturas que el Estado salvadoreño aún no ha resuelto; por ejemplo, el asesinato de Mario Zamora Rivas, procurador general de Pobres en 1980. Aronette Díaz viuda de Zamora narró ante la audiencia cómo, durante una reunión familiar, fue asesinado su esposo por unos hombres con pasamontañas. "Yo, como vi que lo tomaron y lo llevaron dentro de la casa, fui al baño familiar y, cuando abrí la puerta, lo vi tendido boca abajo y en un charco de sangre", relató.
Por su parte, Santos Ventura Reyes rindió testimonio sobre la desaparición de su hermano Francisco, también en 1980, a manos de la Guardia Nacional y un grupo de civiles. Desde entonces, la familia Ventura Reyes ha buscado a su familiar sin resultado: "Desenterramos varios cadáveres en San Salvador, pero no encontramos el de mi hermano", dijo Santos.
Algunas de las acciones que las víctimas que participaron en el Tribunal demandan al Estado son la derogación de la ley de amnistía; el acompañamiento psicosocial a las víctimas del conflicto armado, sus familias y comunidades, a través de estrategias integradas en un programa nacional; y la desaparición de todo homenaje o reconocimiento a promotores y ejecutores de crímenes de lesa humanidad en El Salvador.
José María Tomás, presidente de la Comisión de Justicia de Valencia, España, que presidió el Tribunal, opina que este tipo de esfuerzos y la puesta en marcha de mecanismos no gubernamentales de reparación del tejido social marcan un precedente importante en la búsqueda de la verdad.
Bajo la misma lógica, Belisario dos Santos, ex secretario de Justicia y Defensa de la Ciudadanía del Estado de São Paulo, Brasil, y miembro del Tribunal, explicó que en términos de derechos humanos no hay presiones inmerecidas. "Los gobernantes tienen que saber esto: en cuanto los derechos humanos no se cumplen, hay que sufrir presión, hay que generar presión, porque así trabaja el Gobierno". Los tribunales de justicia restaurativa logran precisamente eso: presionar al Gobierno para que dignifique a las víctimas.
En la última jornada, el 10 de abril, se leyó públicamente la sentencia de los jueces. También, se organizaron una ceremonia ecuménica y un concierto musical en la Plaza Central de Suchitoto.
Otras actividades desarrolladas en el marco del Festival Verdad 2010 fueron la conferencia "Emigrando en busca de justicia", en la que participaron Almudena Bernabeu, abogada del Caso Jesuitas en España, y Nicholas van Aesltyn, abogado del caso de monseñor Romero en EE. UU.; y el foro "Verdad, justicia y reparación integral: deudas pendientes de la posguerra".
